La censura oficial pierde la batalla
La oposición utiliza Internet para burlar el control y mostrar lo que ocurre en el país
| ENVIADO ESPECIAL. TEHERÁN Actualizado: GuardarLas protestas de la oposición iraní no cesan, se extienden a otras ciudades del país islámico y hoy volverán a ser multitudinarias tras el llamamiento de Mir Husein Musaví a salir a las calles y acercarse a las mezquitas en homenaje a los «mártires» y heridos que se han producido desde el estallido de las movilizaciones tras las elecciones. Será un día de luto que no parece presagiar una jornada tranquila.
Sin embargo, después de unos primeros días repletos de incidentes, los seguidores reformistas adoptan ahora fórmulas pacíficas. Se concentran por las tardes en el centro de Teherán y marchan en silencio hasta el anochecer, momento en el que su líder ha recomendado dar por finalizadas las manifestaciones para evitar altercados con los paramilitares y fuerzas de seguridad.
Ayer el punto de reunión fue la plaza de Haft-e-Tir y pese a los problemas en las comunicaciones debido a las medidas impuestas por las autoridades, decenas de miles de personas volvieron a juntarse para exigir al Gobierno la repetición de unos comicios que tachan de fraudulentos.
Aunque se ha reducido el número de incidentes, las autoridades siguen ordenando la detención de figuras del reformismo en todo el país. Además de las denuncias de arresto domiciliario por parte de varios destacados activistas, los intelectuales Saeed Laylaz y Reza Jalaiepour fueron encarcelados, junto a Mohamed Ali Abtahi, que ocupó el cargo de vicepresidente durante el Gobierno de Mohamed Jatamí y persona muy activa desde que estallara el escándalo por el presunto fraude electoral.
La caza de brujas no cesa y Musaví colgó ayer un comunicado en su página web para condenar «los arrestos de hijos de la revolución, que sólo servirán para expandir las protestas».
Menos votos
Mohsen Rezai, el segundo candidato que menos votos obtuvo en los comicios, según los datos oficiales, añadió más leña al fuego al supuesto engaño en el recuento de votos al asegurar que dispone de pruebas que certifican que cuenta con «218.149 votos más» que los 700.000 que le asignó un Ministerio de Interior, que está en pleno ojo del huracán.
La prensa extranjera no está acreditada para cubrir las protestas de estos días porque el Gobierno las considera «ilegales» y la maquinaria censora trabaja contra el reloj para intentar frenar el flujo de información desde las calles de Teherán al resto del mundo. Este esfuerzo da sus frutos y el apagón informativo es cada vez mayor, pero Internet sigue siendo una autopista al exterior que los manifestantes controlan y usan para colgar imágenes y vídeos.
La Guardia Revolucionaria, sobrepasando sus teóricas competencias militares, advirtió que iniciaría «medidas legales contra los 'bloggers' y webs que cuelguen contenidos que inciten a la violencia» ya que están «financiados y apoyados técnicamente por Estados Unidos». El régimen teocrático redujo el ancho de banda a la mitad para dificultar el tráfico de vídeos, pero tendrán que prohibir los teléfonos móviles con cámara si quieren silenciar este periodismo urbano tan activo y militante, porque una jornada más cientos de documentos gráficos salieron a la luz. Entre ellos algunos vídeos que muestran la situación de los dormitorios de la Universidad de Teherán en los que, según los estudiantes que los grabaron, al menos cuatro de sus compañeros fueron asesinados a manos de los voluntarios basij en la noche del martes.
Tantos años de lucha contra los filtros oficiales han logrado formar a un auténtico ejército de informáticos capaces de burlar la censura. Se trata de un combate paralelo al de las calles que cada minuto se disputa en cibercafés y hogares de Irán.
Además del presunto papel estadounidense en el apoyo a las nuevas tecnologías y redes sociales, el Ministerio de Exteriores iraní llamó a consultas al embajador suizo, que representa los intereses de Washington en la República Islámica, para denunciar el «intervencionismo» norteamericano en la situación presente. Desde la Casa Blanca, Barack Obama ni siquiera se molestó en responder y se limitó a declarar en la cadena CNBC que ve pocas diferencias políticas entre Ahmadineyad y Musaví.