La ola reformista reta a los ayatolás
Una multitud exige repetir las elecciones en una tensa jornada que se saldó con un muerto a tiros
| ENVIADO ESPECIAL. TEHERÁNActualizado:La reaparición pública de Mir-Husein Musavi terminó en tragedia. Al final de la larga marcha silenciosa de apoyo al líder reformista al menos una persona perdió la vida tras los enfrentamientos entre sus seguidores y los miembros de la milicia islámica del Basij, según informaron testigos presenciales a diferentes agencias. Cientos de miles de personas acompañaron al sucesor de Jatami hasta el monumento Azadi (Libertad), donde comenzaron los problemas con unas fuerzas paramilitares que desde primera hora del día tenían la orden de abrir fuego si lo consideraban oportuno. Los medios iraníes informaron sobre «el sonido de disparos» y una posterior estampida de los presentes para alejarse del tiroteo.
Minutos antes del tiroteo, subido a lo alto de un coche y rodeado por cientos de miles de personas, Mir Husein Musavi se dirigió a los suyos en persona por primera vez desde que se conocieron los resultados oficiales de las pasadas elecciones. «Estamos dispuestos a participar en unas nuevas elecciones presidenciales. El voto de la gente es más importante que Musavi o que cualquier otra persona», proclamó en medio de una manifestación que pese a no contar con el permiso del Ministerio de Interior, colapsó el centro de Teherán.
Una multitud silenciosa volvió a demostrar la capacidad de los iraníes de vivir al filo de la ley sin cruzar las líneas rojas. «No tenemos permiso para una protesta, así que simplemente caminamos en silencio, sin gritar eslóganes ni nada parecido», informaba uno de los organizadores tras bajarse de un banco desde el que mostraba un cartel con la palabra «silencio». Lo que ocurre es que los que caminaban eran cientos de miles y desde Enqelab (Revolución) hasta Azadi (Libertad), más de cinco kilómetros de distancia, los seguidores de Musavi demostraron que también saben protestar de forma pacífica. Una paz que se rompió en el momento final y que supuso el inicio de una nueva noche de enfrentamientos en las calles de la capital, aunque sin la virulencia de las dos jornadas anteriores. La aparición pública de Musavi y su llamamiento a la protesta pacífica ha calmado relativamente los ánimos de sus seguidores que aplican fórmulas de protesta de lo más diverso, desde tocar el claxon, hasta gritar «Alá Akbar» (Dios es grande) desde los balcones cada noche, para mostrar su repulsa por la presunta manipulación de los comicios del pasado viernes que dieron la mayoría absoluta a Mahmoud Ahmadineyad. En las calles de la capital, algunos kioscos se adaptan a los nuevos tiempos y junto a periódicos, revistas y tabaco, venden también mascarillas para protegerse la nariz y la boca en caso de que la Policía lance gases lacrimógenos.
«Regalo divino»
La sociedad iraní se mueve. Por primera vez en muchos años la gente empieza a creer en serio que se encuentra ante un punto de inflexión y no puede dejar pasar la oportunidad. En las altas esferas también parece que han captado el mensaje y el mismísimo Gran Líder, Alí Jamenei, tras una reunión con Mir Husein Musavi accedió a la revisión de los resultados electorales. Tras calificar la alta participación ciudadana de «regalo divino», el ayatolá aseguró que el Consejo de Guardianes atenderá las reclamaciones enviadas por los reformistas y este órgano adelantó, por su parte, que dará una respuesta en el plazo diez días.
Ante el cierre de buena parte de sus páginas web, la detención de muchos de sus dirigentes y los problemas en las comunicaciones, los reformistas aprovecharon la marcha silenciosa para informar de una nueva manifestación para esta tarde en la céntrica calle Valiasr, la misma en la que Mahmoud Ahmadineyad realizó su primera aparición pública tras su victoria en las que calificó las elecciones «más limpias». Teherán está dividida, pero en esta ciudad en la que hasta los datos oficiales dieron ganador de los comicios a Musavi, la 'ola verde' tiene más presencia que los seguidores del presidente y las movilizaciones no pararán «hasta que se repita la votación y el recuento sea limpio», aseguró uno de los organizadores.