CRÍTICA DE TV

UCO(ndenada)

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TVE ha decidido retirar de su «parrilla» la serie UCO, producida por Ganga; segunda temporada del spin-off (con perdón) de Desaparecida. Este primer producto, Desaparecida, tuvo un éxito notable, con varios y muy merecidos premios. El retoño, UCO, llevó una vida no especialmente fácil en su primera temporada, pero TVE aguantó el tirón y parece que la Pública puso la calidad objetiva de la serie por encima de su rentabilidad. La segunda temporada, programada en días y horas difíciles, entró con muy mal pie y luego no ha sido capaz de remontar posiciones, pero, en términos de calidad, no ha resultado peor que la primera entrega. TVE, sin embargo, ha decidido que no tiene el sobaco para ruidos y, dado que UCO le ha arruinado las cifras del prime time del jueves, ha optado por quitarse de en medio el problema dando boleto a UCO. Esta semana ya no se emitirá. En su lugar veremos. Pretty woman. La elección es significativa: Pretty woman (¡va a ser el décimo tercer pase en quince años!) es la única película de la historia que siempre, siempre, funciona bien en televisión. Bueno: ya sabrá TVE lo que hace. ¿O no? Porque, en efecto, ¿no acaban de contarnos que TVE va a prescindir ya de criterios comerciales, nueva política cuyo primer gesto ha sido reducir sus ingresos por publicidad? Pero es perfectamente contradictorio que TVE nos anuncie que se va a desprender de un buen pico publicitario y, al mismo tiempo, elimine un producto de calidad por razones de share. Todo el mundo sabe -y así se ha aceptado siempre- que hay productos muy dados a acumular grandes cuotas de pantalla, porque son muy fáciles o muy espectaculares o muy ruidosos, y otros que, aun exhibiendo una calidad notable en lo estético y en lo ético, cosechan cuotas pequeñas porque han de competir con rivales más poderosos o porque exigen un cierto esfuerzo del espectador. Si partimos de la base de que una cadena pública debe tender más a ofrecer productos buenos que a ofrecer productos rentables, un share bajo es perfectamente disculpable. Y si además reducimos voluntariamente los ingresos publicitarios, entonces acogerse a criterios de share es absolutamente incongruente. Así que, en fin, todos agradeceríamos que TVE dejara de jugar al despiste.