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Los comerciantes de Micaela Aramburu denunciarán las pérdidas del 70% por las obras

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Casi 15 días después de que comenzaran, las obras en la avenida Bajamar continúan a buen ritmo sin grandes sobresaltos según el plan establecido por e Ayuntamiento. Esta buena marcha, en cambio, contrasta con el impacto negativo que la mayoría de los comerciantes de la zona denuncian que provocan. Negocios de la avenida Micaela Aramburu, provisionalmente de dos sentidos para asumir el tráfico de la cortada Bajamar, lamentan pérdidas que algunos, como el Bar La Cañita, han llegado a cifrar en cerca del 70%. Otros como el Bar La Marea se muestran algo más prudentes, pero su estimación no baja del 40%. Especialmente afectado se ve el sector de la restauración, especialmente, a la hora de los desayunos. En eso coinciden tanto José Luis Otero, de La Marea, como Juan Nogal, gerente del Ben & Jerry’s, quien apunta que «muchos de los clientes de todos los días ya no bajan a tomar café por la mañana». En el motivo están de acuerdo casi todos los comerciantes: la falta de aparcamiento tras la eliminación de los de Micaela Aramburu y una parte de la bolsa de Bajamar. A esto hay que añadir el denso tráfico y las molestias que ello conlleva, fundamentalmente humos y ruidos.

Los comerciantes subrayan que están perjudicados por las dificultades de los transportistas para detenerse y descargar. Ambas cosas también son señaladas por la farmacia de la avenida. «Antes paraban en cualquier sitio un momentito a comprar medicinas y ahora es imposible, por lo que vienen menos clientes habituales», explica Marta, quien también recuerda como hace sólo unos días el ex alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, le dijo mientras era atendido que «esto parece que está pegado a una autopista». Otro tipo de negocios, como la peluquería o la oficina de seguros, se ven igualmente desfavorecidos. Manolo, de la peluquería Reyes, demanda más información del Ayuntamiento, mientras que en Mapfre se han visto obligados a cambiar el horario de peritaciones porque «cada vez venía menos gente». Sergio Carrasco protesta porque la falta de aparcamientos «la soportan también los trabajadores y cuenta», medio en broma medio en serio, como «ahora los clientes vienen con mucho peor humor que antes». Los vecinos son algo más comprensivos, aunque algunos, como Carmen, vuelven a incidir en lo mismo: falta de aparcamiento y colapso de tráfico. Otros como Andrés Díaz creen que «hay que tener más amplitud de miras y pensar en los beneficios que traerá el futuro paseo fluvial a la ciudad».

El equipo de Gobierno ha pedido disculpas a los afectados y alude a la «enorme importancia de un proyecto importantísimo para El Puerto». Además, promete más información y aparcamientos, que en breve se acondicionarán en la otra margen del río. Asimismo, recalcan que «se han articulado medidas articuladas para minimizar el impacto de las obras, como los accesos a los bares de Bajamar o el cambio de las paradas de taxis y autobuses». El motivo por el que las obras han empezado antes de verano –otra de las protestas– está claro: «Hay que terminarlas antes de 2010 al estar financiadas por el Fondo Estatal de Inversión Local».