El Fandi, en la tarde de ayer.
Sociedad

Corrida insufrible y vergonzante espectáculo en la tarde de Corpus de Granada

| GRANADA Actualizado: Guardar
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No fue suficiente con aguantar el calor. Hubo que sufrir también una vergonzante corrida de Torrehandilla, imposible para hacer el toreo. Lo de ayer no tiene nombre. Es como para acudir al defensor del pueblo, que por cierto es un reconocido aficionado. Casos así no parecen de recibo. Y es curioso, los mismos responsables del desaguisado se rasgan ahora las vestiduras, lamentándose del nulo juego de los toros.

¿Acaso no son los mismos toreros a través de sus apoderados y en connivencia con la empresa, los que decidieron que salieran al ruedo estos toros? Lo grave es que no hay manera de recusar a nadie. El espectador, a callar, y si quiere volver ya sabe lo que se puede encontrar en la próxima.

La corrida de la víspera, de Núñez del Cuvillo, impuesta seguramente por José Tomás, sin ser nada del otro mundo en presencia y fuerzas, sirvió para desenmascarar el tinglado. Una corrida normal, sin más, pero que funcionó, con un balance de siete orejas, tres rabos, un toro de vuelta al ruedo y otro indultado. Tampoco es frecuente, y no hay por qué pedir tanto. Pero para evitar porquerías como la de ayer, cuando menos hay que estar en guardia.

Porque estuvieron tres canales de televisión ofreciendo la pantomima y el desaguisado de corrida, es más fácil contar lo que pasa en la Feria de Granada sin temor a represalias por infundado amarillismo. Quede claro que los verdaderos enemigos de la Fiesta son ellos, precisamente los que se lucran de ella, y de paso los que se lo consienten callando o mintiendo directamente.

Fandi, ídolo en su tierra pese a tantos despropósitos a su alrededor, esta vez no pudo. Impotente, taurinamente hablando, en su mansísimo primero, que estuvo más tiempo echado que de pie. Sólo en el quinto logró maquillar el desastre.