Algo se mueve
| DIRECTOR DEL OBSERVATORIO ELECTORAL TEIM-UAMActualizado:S ea quien sea el próximo presidente de Irán hay tres elementos que resultarán claves para cualquier análisis electoral posterior: la participación, la presencia en las calles durante la campaña y los debates televisados entre los candidatos. La participación ha sido muy alta en comparación con los últimos procesos electorales, incluida la anterior elección presidencial de 2005. Visible principalmente en los centros de votación del centro y norte de Teherán, la afluencia de ciudadanos fue incesante desde muy tempranas horas de la mañana, al contrario que en otras ocasiones. Desde el período presidencial de Mohamed Jatamí una alta participación ha garantizado buenos resultados para los reformistas, por lo que en este caso las esperanzas sobre su victoria están en principio justificadas.
La elevada afluencia a las urnas ha sido el fiel reflejo de la masiva presencia de ciudadanos en las calles iraníes durante cada noche de esta última semana. Una presencia ruidosa y festiva, tanto a favor de Musavi como de Ahmadineyad, que se prolongaba cada día hasta altas horas de la madrugada. Sin embargo, los partidarios de Musavi, quienes a través de millones de mensajes de texto organizaron varias y simultáneas manifestaciones, marchas y mítines a lo largo de toda la ciudad y a todas horas, parecen haber ganado en principio la batalla de la presencia en las calles de Teherán. La 'marea verde' de Musavi tiñó la capital.
La presencia nocturna se ha visto favorecida sin lugar a dudas por los debates televisivos entre los candidatos que tuvieron lugar a partir del 2 de junio. La audiencia ha sido récord por ser la primera vez que sucedía algo así, y las enormes expectativas generadas se vieron recompensadas con creces por el tono y el contenido de las acusaciones y críticas que se cruzaron los aspirantes a la presidencia, algo nunca visto en la República Islámica. Al finalizar cada uno de los seis debates a las 12 de la noche, se daba el pistoletazo de salida para la celebración callejera, que duraba hasta las cinco de la mañana en muchos barrios, sin que hubiera incidentes importantes o intentos de represión por parte de las autoridades. Todos estos días muestran que algo se está moviendo en Irán.