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MUNDO

Asalto al trono de Ahmadineyad

Los reformistas iraníes confían en que su candidato Musavi impida la reelección del líder integrista y traiga aires de apertura

MIKEL AYESTARAN
| ENVIADO ESPECIAL. TEHERÁNActualizado:

«Lo que se ha visto en las calles estos días es sólo la punta del iceberg. El reformismo lleva cuatro años trabajando duramente en Irán y ahora se ven los resultados». Hadi Semati, uno de los directores de campaña de Mir-Husein Musavi, habla en el cuartel general del líder reformista en el norte de Teherán pocas horas antes de la apertura de los colegios y mezquitas donde 46,2 millones de iraníes con derecho a voto eligen hoy al próximo presidente.

Como el resto del equipo, ha dormido una media de tres horas en los últimos diez días e insiste en que la conocida como 'ola verde' -no les gusta usar la palabra revolución- es en realidad «una reacción social a la política de polarización de Ahmadineyad». Cuatro años después de la salida de Jatamá, el reformismo prepara su vuelta al poder de la mano de Musavi, el candidato que ha eclipsado a Mehdi Kerrubi y Mohsen Rezai, los otros dos aspirantes a ocupar el asiento presidencial.

Un ejército de 80.000 voluntarios trabaja por Musavi en todo el país. Sólo en Teherán cuentan con 130 sedes, en las que estudiantes y profesionales de todo tipo de disciplinas han dejado sus empleos para dedicarse plenamente a la campaña. Jóvenes que vivieron los años de Jatamí y que se han sentido «humillados por el comportamiento y la imagen ofrecida por el presidente en estos cuatro años», destacan algunos de los presentes, que se refieren a los comicios como «un referéndum a la persona de Ahmadineyad».

Un plan de comunicación bien organizado, a base de correos electrónicos, mensajes de móvil o llamadas de teléfono, ha logrado crear una red de movilización capaz de colapsar la capital y obligar a las autoridades a tomar medidas. «Ahmadineyad ha hecho el resto. Se puede diseñar una campaña, pero la magnitud de la respuesta es difícil de predecir», señala Hadi Semati, quien asegura que «no ha sido un plan matemático al estilo americano. Primero elegimos el color verde y después planificamos, paso a paso, este movimiento por el cambio del 'status quo'».

Candidato del sistema

Ese trabajo se enfrenta hoy a la sólida base del Basij y la Guardia Revolucionaria, que auparon a Ahmadineyad al poder y que siempre le han sido fieles. Lo que ya no parece tan claro es que el Irán rural, pese a los millones invertidos en subsidios, mantenga su confianza en el dirigente ultraconservador tras sus promesas incumplidas.

Ahmadineyad es considerado el 'candidato del sistema', aunque el actual presidente mantiene serias discrepancias con figuras de la talla de Hashemi Rafsanyani, ex presidente y actual jefe del Consejo de Discernimiento, al que derrotó en la segunda vuelta de 2005 y al que acusó de corrupto en uno de los debates de una campaña que ha dividido al país. El mismo Rafsanyani, que respalda a Musavi, se reunió de forma urgente con el Líder Supremo, Ali Jamenéi, para pedirle las medidas oportunas que garanticen la unidad nacional.

Si ninguno de los cuatro candidatos obtiene el 50% de los votos, se celebrará una segunda ronda entre las dos fuerzas más votadas, una posibilidad bastante probable según los medios locales, debido a la aparente igualdad vista en la calle entre Ahmadineyad y Musavi.

Los temas domésticos relacionados con la corrupción y la dudosa credibilidad de los datos sobre la economía y el reparto de los beneficios del petróleo ofrecidos por el Gobierno han eclipsado la política exterior, en la que el inicio del diálogo constructivo con Estados Unidos es la principal preocupación. «Seguro que Obama se encuentra más cómodo con Musavi. Todo el mundo se mueve e Irán también debe hacerlo. La oportunidad no será eterna», destaca Hadi Semati antes de pedir a todos que recen por la victoria de Musavi.