Un obrero observa las obras del túnel que unirá los barrios de Tremañes y La Calzada en Gijón / M. VEGA
Economia

Fomento trabaja con las constructoras para emplear a medio millón de personas

Las empresas piden que el Estado las avale en la financiación de proyectos

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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El Gobierno está decidido. Las infraestructuras serán las grandes generadoras de empleo tras el fondo de obras en los ayuntamientos. La tabla de salvación en la que apoyarse y sacar a flote un mercado laboral en plena zozobra, con más de cuatro millones de parados. El truco es repartir el riesgo entre el Estado y los empresarios y hacer que la banca, hoy cerrada en banda, abra la puerta del crédito a los constructores para financiar unas obras que requieren una ingente cantidad de capital.

Para esta línea de colaboración público-privada, el Ministerio de Fomento maneja la cifra de 15.000 millones de euros en tres años. Monto que, según los cálculos de la patronal de la construcción (Seopan), podría generar 428.571 nuevos puestos de trabajo, a los que se añadirían otros 24.500 contratos inducidos. El departamento de José Blanco trabaja estos días a marchas forzadas para sacar adelante un programa que, en la medida de lo posible, no cause demasiado impacto en las cuentas y el déficit públicos y convenza a los empresarios.

No es tarea fácil, pues los recursos que controla la ministra de Economía, Elena Salgado, no se encuentran boyantes, precisamente; y el sector privado tiene claro que colaborará única y exclusivamente cuando obtenga respaldo financiero suficiente a través de avales o créditos blandos respaldados por el Estado.

El programa, que según fuentes del sector podría llegar este mes o el siguiente, estará centrado en acelerar proyectos ya en marcha pero frenados por falta de dinero líquido y, de otra parte, en licitar nuevas carreteras y ferrocarriles con la ayuda financiera de las empresas. José Blanco ha advertido de que «no se trata de gastar más, sino de hacerlo mejor». Por eso, la idea pasa también por revisar el Plan Estatal de Infraestructuras del Transporte (PEIT), de la mano de las comunidades autónomas, para cribar proyectos y dar prioridad a los que más empleo y cohesión generen. Sobre la aceleración de obras, que no es otra cosa que adelantar las anualidades comprometidas para años posteriores con la intención de que las empresas pongan personas a trabajar donde hoy sólo tienen un cartel anunciando una obra futura, ya hay una cifra. En primera instancia, Fomento va a librar 600 millones de euros para dar impulso a 60 pequeños proyectos viarios.

Además, Blanco ha puesto a trabajar a sus técnicos para licitar antes del otoño otros 500 millones de euros, que servirán para adecuar y modernizar 137 kilómetros en las autovías A-3 y A-4. Otro freno al paro. En los últimos días, algunas de las grandes constructoras y la propia Seopan han aplaudido la 'música' del plan de obras público-privadas de Fomento, pero han mostrado serias dudas sobre la letra pequeña del programa. Y es que tras los años del 'boom', el sector acumula una multimillonaria deuda que hace casi imposible embarcarse en la financiación de grandes obras que, en la mayoría de casos, no generan rentabilidad en los primeros años de vida.

No hay una fórmula mágica que contente a todos y, según fuentes del negocio constructor, lo más probable es que Fomento plantee un abanico de posibilidades muy amplio en el que encajen las necesidades y posibilidades de cada compañía. Las demandas de los empresarios pasan por ventajas fiscales, avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) o créditos participativos, que no generan déficit.