Franns Rilles Melgar, el hombre de 33 años de edad y de origen boliviano, que sufrió la amputación del brazo izquierdo mientras se encontraba trabajando de madrugada en la panificadora, situada en Real de Gandia (Valencia). / Efe
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El Gobierno considera «repugnante» el caso del obrero que se amputó el brazo

La Fiscalía requiere informes a la Guardia Civil "en la mayor brevedad posible" para determinar en qué delitos pudieron incurrir los jefes

VALENCIA Actualizado: Guardar
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La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, ha asegurado que el Gobierno estudiará la posibilidad de regularizar al inmigrante de Real de Gandia (Valencia) que perdió el brazo izquierdo en una máquina de amasar en una panificadora y que denunció que fue abandonado por su jefe unos 50 metros antes de llegar al hospital porque carecía de contrato y no estaba dado de alta en la Seguridad Social. La regularización se acogería al supuesto de razones humanitarias.

Desde Alicante, Rumí ha destacado que "la ley contempla actualmente situaciones donde se puede estudiar la posibilidad de la documentación en función de razones humanitarias". Atendiendo a este supuesto, "si se solicita" la regularización, "se va a estudiar", puesto que "es evidente que es uno de los casos que puede" acogerse en él. "Esto llevará sus trámites por parte de la Subdelegación del Gobierno correspondiente", añadía.

Su departamento ha requerido al Observatorio del Racismo y la Xenofobia un análisis del caso del para estudiar qué medidas se pueden adoptar si se constatan los hechos. Rumí ha calificado de "repugnante" la conducta del empresario y ha manifestado que si los hechos se constatan, "puesto que está abierta una investigación, se tomarán todas las medidas que ya hoy tenemos en nuestro alcance en el ámbito legal". No obstante, ha apuntado que prefiere "esperar a tener todos los resultados de esa investigación" para adoptar alguna decisión.

La Fiscalía investiga el caso

También la Fiscalía de Siniestralidad Laboral de Valencia ha pedido los informes a la Guardia Civil y a Inspección de Trabajo para investigar lo ocurrido. El empleado se amputó el miembro con una máquina de amasar en una panificadora del polígono Real de Gandia (Valencia) el pasado 28 de mayo y supuestamente fue abandonado por su jefe unos 50 metros antes de llegar al hospital porque carecía de contrato de trabajo. El empresario se encargó de tirar el brazo a la basura y de limpiar los restos de sangre para que no se descubriera el siniestro, según ha denunciado la familia de la víctima.

El fiscal de Siniestralidad de Valencia, Jaime Gil, ha requerido al fiscal de Gandia que oficie a la Guardia Civil y a Inspección informes "en la mayor brevedad posible", para determinar en qué delitos pudieron incurrir los jefes de este joven, de 33 años. Con los informes, la Fiscalía decidirá qué actuaciones adoptar para esclarecer este asunto y determinar las posibles responsabilidades.

La Guardia Civil ya detuvo la semana pasada a los dos jefes del joven, hermanos propietarios del horno, por un delito contra los derechos de los trabajadores, ya que, supuestamente, tenían trabajando a su cargo a personas sin ningún tipo de contrato. Respecto a la denuncia del joven, de que uno de los jefes le abandonó, la Guardia Civil está investigando los hechos por si adopta cualquier otra medida. Por el momento, ha clausurado el establecimiento.

Abandonado de camino al hospital

El joven, de origen boliviano, que se encuentra "bien" e ingresado en el Hospital Virgen del Consuelo de Valencia, llevaba trabajando en este empresa de Gandia algo más de un año y medio, sin contrato de trabajo, al igual que el resto de los compañeros, según denunció su hermana, Silvia. En el momento del accidente, el joven se encontraba amasando 40 kilogramos de harina. Ante el siniestro, el jefe del joven lo subió a su vehículo para trasladarle al hospital San Francisco de Borja de Gandia, aunque unos 50 metros antes de llegar le obligó a bajar y lo abandonó en la calle. La hermana ha denunciado que el empresario se comportó de esta manera porque "no tenía permisos ni licencias" y, además, "tenía a sus trabajadores sin contrato, sin papeles".

Un viandante fue el que ayudó al joven a llegar al servicio de Urgencias del hospital de Gandia. Una vez allí, los médicos se pusieron en contacto con el cirujano Pedro Cavadas y su equipo para ver si le podían reimplantar el brazo. Por este motivo, los facultativos trasladaron al joven hasta el Hospital Virgen del Consuelo de Valencia, donde no se pudo hacer nada por el reimplantante porque el brazo "se encontraba en muy mal estado, ya que los empresarios, tras lo ocurrido, lo tiraron a un contenedor".