Gordon Brown gesticula durante un encuentro con militantes laboristas el pasado domingo en Stratford. / REUTERS
MUNDO

Brown resurge con una reforma política

El 'premier' británico presenta una serie de medidas para recuperar la iniciativa que reavivan el radicalismo de Blair

| CORRESPONSAL. LONDRES Actualizado: Guardar
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El primer ministro británico, Gordon Brown, presentó ayer una serie de medidas inmediatas y de propuestas de debate para reformar la política de Reino Unido, azotada por el escándalo de los gastos injustificables de los parlamentarias, que le permiten recuperar la iniciativa tras varias semanas en las que se llegó a pedir su dimisión desde su partido. Brown desoyó en los últimos días las voces para que dejara su puesto, alegando que en momentos de dificultad él tenía la responsabilidad de ofrecer soluciones. De manera más egoísta, debía responder también a la demanda unida de la oposición para que se celebren elecciones generales anticipadas.

Con sus propuestas de ayer, el líder laborista recupera algunos de los temas abandonados de la agenda reformista del Tony Blair de 1997, se reviste con los ropajes del estadista e intenta trazar algunas líneas divisorias, especialmente con los conservadores, que permitan a los suyos mirar con más optimismo hacia el horizonte electoral.

De forma inmediata, el 'premier' se propone crear mediante ley un órgano independiente para la supervisión de la conducta del Parlamento. La Cámara de los Comunes ya ha acordado publicar en Internet los gastos de los diputados en el pasado y en el futuro, pero el sistema de autorización dependía de una oficina de la propia cámara. El Gobierno presentará antes del verano un proyecto de ley que dé cuerpo a una autoridad independiente, supervisora de la conducta de las dos cámaras, y un código de conducta de los miembros del Parlamento, que establezca las obligaciones de los diputados con sus electores y modifique el sistema de sanciones actualmente existente.

Garry Allinghan fue el último parlamentario expulsado de los Comunes, en 1947, tras denunciar que había colegas que recibían dinero de los periódicos, o eran regalados con bebidas en los bares del palacio de Westminster, por filtrar noticias de sus reuniones privadas. Las acusaciones del ex reportero Allinghan, que también recibía pagos de un diario, provocaron tal ultraje en la cámara, que se decidió su expulsión.

Según la legislación vigente, un diputado que se declara en quiebra financiera tiene que dimitir de su escaño, pero uno que cumple un año de prisión por algún otro delito no tiene que abandonar el Parlamento. Brown quiere poner al día la legislación, acompañada de un código de conducta para diputados y lores.

El escándalo de los gastos

El escándalo de los gastos, que han pagado en exclusiva los parlamentarios, va a tener ahora otras ramificaciones, porque el primer ministro anunció, además de la próxima publicación de los datos sobre los lores, que el titular de Justicia, Jack Straw, elevará propuestas para que se conozcan también los gastos de otros entes públicos, que podrían incluir a jueces o a periodistas de la BBC.

El nuevo Gabinete laborista también va a presentar en las próximas semanas varios documentos para el debate de una profunda reforma constitucional, que renueva el radicalismo político de su primer mandato. Brown se manifestó partidario de una Constitución escrita y esa propuesta se plasmará en un informe a debatir entre los partidos. Otro apartado del documento establecerá las pautas de un debate para cambiar el sistema electoral. El primer ministro aclaró que él no es partidario de romper la conexión entre el diputado y su circunscripción -que da el actual sistema mayoritario-, pero ya se ha filtrado que el Gobierno se inclina hacia el sistema de voto alternativo.

El Ejecutivo quiere presentar propuestas para avanzar hacia una Cámara de los Lores en la que desaparezcan los últimos miembros hereditarios y quizás con una mayoría de elegidos. Considera la posibilidad de reducir la edad del voto para estimular la participación de jóvenes y de crear poderes locales más fuertes.

El líder conservador, David Cameron, retó a Brown a aceptar sus propuestas -menos diputados, iniciativa legislativa ciudadana- como parte del coro de la oposición, quizás expresado con más contundencia por el liberaldemócrata Nick Clegg, que caricaturizó al primer ministro como «un converso en el lecho de muerte».