Zapatero se aferra a los votos de las generales para ignorar la derrota europea
El presidente del Gobierno pasa por encima de las disputas internas generadas por los resultados y pide que las críticas se centren en el PP
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero decidió ya antes del 7 de junio que las elecciones europeas serían inocuas para su estabilidad y ni la derrota ni la pérdida de respaldo en los grandes feudos socialistas ni las disputas que ya dividen a la propia dirección del partido le han hecho cambiar el discurso. En su primer balance público de lo ocurrido el domingo, el presidente del Gobierno no sólo aseguró que el resultado obtenido es «muy digno» sino que no admitió que de él deba extraerse que el Ejecutivo ha perdido fuelle o está debilitado.
«Voy a hacer valer con toda mi determinación los once millones de votos que tuvimos en las generales de hace un año porque es mi responsabilidad democrática para mantener el orden de las cosas; empujen lo que empujen, porque empujan y van a empujar más -dijo en referencia al PP- ésas son las reglas del juego». Con este mensaje, dirigido a los eurodiputados socialistas electos, el secretario general del PSOE trató de infundir ánimos a un partido que, de puertas a fuera, trata de minimizar la fuga de 600.000 votos y la distancia de casi cuatro puntos lograda por el primer partido de la oposición, pero que internamente, incluso en su núcleo central, está revuelto.
Las críticas a la labor desempeñada por Leire Pajín al frente de la campaña electoral han abierto una herida en el seno de la ejecutiva. Los miembros de la dirección más cercanos a la secretaria de Organización recuerdan que la responsabilidad electoral también era tarea del vicesecretario general, José Blanco, y arguyen que, hace sólo un mes, muchos dirigentes del partido y del Gobierno habrían firmado por que la brecha con el PP fuera la que finalmente fue porque las encuestas internas auguraban una distancia de ocho puntos porcentuales.
«Puede ser que aún necesite adquirir experiencia, pero estas elecciones eran una buena ocasión para hacer el rodaje y no es justo aprovechar la ocasión para desautorizarla», sostiene un dirigente socialista. Algunos subrayan incluso que también, Blanco «al que ahora se contempla como un gran estratega», recibió reproches tras las municipales de 2003 y que se interpretó como castigo el que Carme Chacón lo sustituyera como portavoz de la ejecutiva federal. «Y pese a todo ha hecho una buena carrera política que nadie cuestiona», destacan.
Lo cierto es que la hoguera recibió más leña ayer mismo al obviar Zapatero el más mínimo reconocimiento a la labor de la joven secretaria de Organización durante el discurso que, abierto a los medios, pronunció ante la delegación española en el grupo socialista europeo y ante la propia Pajín. Fuentes presentes en la reunión aseguran que durante el encuentro (pero ya sin cámaras) sí que alabó su gestión.
Para intentar atajar la polémica, el PSOE sacó horas después un comunicado con el título «Zapatero felicita a Leire Pajín y al Comité Electoral del PSOE por el desarrollo y resultado de la campaña electoral». Pero tampoco tuvo gran efecto. Unos la interpretaron como una desautorización a los comentarios de Blanco y otros como la prueba de que las cosas se han hecho mal. Es decir, que 'excusatio non petita accusatio manifesta'.
Oposición a la oposición
El presidente del Gobierno planeó por encima de estos enredos, que muchos aseguran pasajeros, y pidió a los suyos que a partir de ahora se dediquen a la «tarea de exigencia y de control» del Partido Popular en Europa, como ganador de los comicios. «Será de un gran interés; esta misión -subrayó- debe realizarse con la máxima eficacia».
En la misma línea, trató de defender que no hay motivos para caer en el pesimismo y de paso mandó un recado a Mariano Rajoy. «Para llegar a La Moncloa hay que ganar en la Carrera de San Jerónimo y no en Estrasburgo. Parece evidente -insistió- pero hay que recordárselo: el maillot amarillo se gana pedaleando encima de la bicicleta, no alentando a los pupilos desde el coche». La gran afición del presidente del PP al ciclismo hacía quizás demasiado fácil la retranca del símil, que dejaba claro, en todo caso, el fondo del discurso de Zapatero.