El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero./ EFE
ESPAÑA

Zapatero se niega a dar explicaciones de la derrota del PSOE en las europeas

Los socialistas admiten que pudo haber errores de planificación y estrategia en la campaña electoral

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Dijo que asumiría la responsabilidad de los resultados de las elecciones europeas, pero José Luis Rodríguez Zapatero se zafó ayer hasta dos veces de explicar en sede parlamentaria qué consecuencias tendrá en sus políticas y en su agenda la derrota infligida por el Partido Popular. Primero esquivó el trapo que le tendió el portavoz de CIU, Jordi Vilajoana, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado y, en un segundo envite, esta vez del popular Pío García Escudero, se limitó a ironizar sobre las interpretaciones del primer partido de la oposición.

«Yo también me alegro de verle....donde está», espetó al dirigente del PP. «No vaya a ser que las elecciones del domingo creen un espejismo, porque lo único que es evidente es que ustedes siguen estando donde estaban». El presidente del Gobierno hizo su análisis del significado que cabe dar a este castigo de sus electores -que fundamentalmente han recurrido a la abstención y no, según los suyos, a otras opciones políticas- durante la reunión de la ejecutiva federal y a puerta cerrada. Sólo hoy, cuando hayan pasado más de 48 horas desde que se conoció el resultado de las elecciones y la caída del PSOE en cerca de 60.000 votos, será posible obtener una valoración pública.

Zapatero tiene previsto intervenir en la sede general de la calle Ferraz, esta vez con luz y taquígrafos, en la constitución de la delegación de su partido en el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo. En el PSOE defienden que las críticas por el hecho de que hasta ahora no haya dado la cara -ni arropó a la secretaria de Organización, Leire Pajín, cuando compareció ante los medios nada más notificarse los datos finales, ni participó en la foto en la que, prietas las filas, la cúpula del partido y varios ministros posaron junto al candidato, Juan Fernando López Aguilar- son injustificadas. Nunca, dicen, el secretario general ha salido a «valorar» los resultados de unos comicios en los que no era candidato.

El papel de Pajín

Es cierto que en 2004, después de ganar de forma ajustada las elecciones a la Eurocámara, fue Blanco, entonces secretario de Organización, quien hizo todos los análisis públicos y que Zapatero no estuvo allí para reforzarlo. La diferencia es que esta vez hay quien ha querido ver en la ausencia del secretario general y en la de su propio número dos -que tampoco se unió a la miríada de dirigentes que respaldaron a Pajín en su primera rueda de prensa- cierto malestar con el modo en que se ha llevado la campaña.

El vicesecretario general negó en una emisora que sea así e incluso aseguró sentirse «corresponsable» del trabajo realizado. También de los «errores que se pudieron cometer en la estrategia y la planificación»; porque no rechazó que los haya habido. Entre los diputados socialistas las críticas son variadas. Los hay que reprochan a Pajín que gastara mucha zapatilla, con su participación en los mítines, en lugar de hacer trabajo de retaguardia. Y también quienes aseguran que el debate interno sobre el aborto no se supo gestionar bien.

En la dirección, de momento, se respalda a la secretaria de Organización. Pero fuentes de la ejecutiva señalan que quizá tenía aún poco rodaje -a sus 32 años ni siquiera lleva uno en el cargo- para ocuparse del diseño de una campaña electoral y se especula con la posibilidad de que en las generales de 2012, en las que Zapatero se la juega de verdad, vuelva a ser Blanco quien asuma las riendas y coordine la estrategia.

A pesar de la insistencia en que el PP ha crecido realmente poco (un punto respecto a 2004) y en que los resultados no son trasladables a unas generales (en las que la participación es mayor y funciona la bipolarización) en el PSOE se respira cierto estado de nervios. «Es normal -aduce un dirigente- porque aunque no hayamos salido mal parados en los últimos días las expectativas eran más favorables».