Reloj, no marques las horas

Poco menos que cuatro años lleva abierta al público la estación de autobuses. Moderna, dinámica y con todas barreras arquitectónicas que la normativa actual recoge derribadas. Sin embargo, son muchos meses que han pasado con los relojes que están en la torre del reciente edificio un tanto despistados.

Si se viene por Vallesequillo, el reloj marca las tres. Sin embargo, si el viajero se acerca por la zona de Madre de Dios, el otro puede marcar las once y cuarto. Si finalmente se mira uno el reloj de pulsera, resulta que son las ocho de la tarde. El caso es que resulta que los relojes no son fieles testigos del tiempo. Y si algún despistado se guía por los mismos, el autobús se irá sin remisión.

Muchos ciudadanos a los que hemos preguntado por esta circunstancia comentan que «ya que está puesto, lo mínimo es que estén ajustados y ofreciendo a todos la hora del día en que la estemos». Pero no. Los relojes no marcan las horas.

También los hay que jamás se detuvieron a ver los relojes. Es el caso de un señor que ha salido del Andén -clásico bar de la zona- y que reconoce no haberse percatado de que allí, en los altos de la estación de autobuses, había un reloj. «Jamás me había fijado. Pero mira que gracia. Es verdad. están más parados que un peón de la construcción», sentencia.

Son los pequeños detalles en los que hay que estar más atentos. No sabemos si son los encargados del mantenimiento de la estación el Ayuntamiento de la ciudad o el que inventó la torre. El caso es que sería bien recibida una puesta a punto de los relojes. Máxime, cuando estos están colocados en un lugar donde los usuarios, cada vez que van a viajar, echan un vistazo a ver si antes de tomar el autobús da tiempo de tomarse una cervecita.