Las pymes sólo han pedido el 1 por mil de los fondos de la moratoria del ICO

Nos acercamos a mediados de año, las pymes siguen necesitadas de liquidez para no echar el cierre a sus negocios y, sin embargo, de los 5.000 millones de euros destinados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) a financiar una moratoria de sus propios créditos apenas se han concedido 5,35 millones, poco más del 1 por mil de esa cantidad, para una irrelevante cifra de 249 operaciones.

El presidente del ICO apenas entiende las razones de este fracaso. No es que falten candidatos: el aplazamiento en los pagos puede beneficiar a buena parte del saldo vivo de la deuda contraída en más de 300.000 operaciones realizadas con autónomos y pequeños empresarios en los últimos tres años.

En la agencia financiera del Gobierno temen que los bancos y cajas no estén difundiendo esta opción. Es bastante probable que muchos autónomos y pymes ignoren que el ICO está detrás de los préstamos que les proporcionan las entidades con las que operan. Y aquí no existe la justificación que ha dado al traste con la moratoria hipotecaria: puestos a renegociar, los bancos y las cajas prefieren hacerlo directamente con el cliente, sin acogerse a esta garantía complementaria, porque al usuario con posibilidades le colocan otros productos para acrecentar su rentabilidad. Tras modificar en tres ocasiones las características de esta línea, todas ellas a petición de las instituciones, el ICO cree que no le quedan oportunidades por explotar en este campo.

Intermediación

El de las pymes, sin embargo, es un terreno que domina. Y la moratoria que se les oferta plantea un procedimiento relativamente sencillo que requiere, también en este caso, la cooperación de la entidad de crédito intermediadora. Pueden acogerse a ella las 114.596 operaciones que, por importe agregado de 6.000 millones de euros, se llevaron a cabo en 2006; las 134.860 que lograron financiación en 2007 y las 93.448 que totalizaron 6.734 millones de crédito en lo que va del presente año.

Las cuotas que, sobre los saldos vivos, corresponde pagar durante 2009, pueden amortizarse en 1, 2, 3 ó 5 años a partir del 25 de enero de 2010. El importe no podrá ser superior a 550.000 euros por cada operación formalizada, pero esa cantidad supone un margen muy amplio, dado que el préstamo medio suele rondar los 60.000 euros.

La cantidad aplazada genera un préstamo nuevo, con un tipo de interés que es el de referencia del Instituto de Crédito Oficial más 2,5 puntos. Es un precio cercano al de mercado, pero las entidades muestran escaso entusiasmo, tal vez porque de su tramitación no se deducen otras ganancias: no pueden cobrar cantidad alguna en concepto de comisión de apertura, estudio o disponibilidad. Tampoco si se produce la amortización voluntaria anticipada les está permitido aplicar una penalización.

Aurelio Martínez, presidente del ICO, cree que merece la pena un esfuerzo por sacar adelante esta opción adicional de financiación, a la vista de que la línea que proporciona directamente liquidez a las pequeñas y medianas empresas está adquiriendo velocidad de crucero. Tras un arranque poco alentador, ya se ha llegado a un total de 3.250 millones de euros -los fondos los aportan, en un 50%, bancos y cajas- repartidos entre 38.473 operaciones.

Del decisivo papel que desempeñan las entidades en el éxito de las líneas del ICO da idea, por ejemplo, el balance parcial de la nueva financiación a las pymes correspondiente a 2009. Hay 10.000 millones por asignar, y -ante las dificultades que la crisis plantea a las empresas- los fondos se han repartido en dos bloques, el tradicional destinado a la inversión y el que permite atender los pagos del día a día (nóminas, proveedores, otros gastos de funcionamiento...). Y lo que está funcionando bien es el tramo de inversión, porque bancos y cajas prefieren canalizar las demandas de liquidez de sus clientes por la otra línea, que les proporciona un más elevado margen de ganancias.