vuelta de hoja

Inocentes

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No acabamos de plagiar con el acierto posible y el necesario disimulo el «itálico modo». Los modales siguen siendo distintos y aunque no haya diferencias esenciales, sí las hay de otro grado.

Tanto Berlusconi, que sigue siendo el primer ministro de Italia, como José Manuel Martín Alba, que ha dejado de ser alcalde de Alcaucín, se declaran inocentes.

El primero no quiere que se divulguen las fotografías de su núbil harén privado, ya que eso supone una violación de su intimidad, y el segundo, que lleva tres meses a la sombra, imputado por prevaricación, tráfico de influencias, cohecho, falsedad y blanqueo, coinciden en defender su pureza. Il Cavaliere, que es dueño de la televisión comercial de su país y del Milan, como el cateto, que ha tenido que pagar una fianza de 120.000 euros, están dispuestos a que resplandezca su inocencia.

Siempre ha habido clases. Incluso clases de chorizos. Se asegura que tanto Il Cavaliere como al palurdo se les ha subido a la cabeza el dinero, a cada uno en su proporción. Pero con eso del dinero pasa algo parecido a lo que ocurre con el vino y seguimos llamando a la del pobre borrachera y a la del rico alegría.

La detención del ex regidor de Alcaucín acarreó la de sus dos hijas, que quedaron en libertad, y la del jefe adjunto de Arquitectura de la Diputación, que está en libertad bajo fianza, pero a don Silvio no le ha pasado nada, salvo que su mujer ha decidido pasar de él.

Es un tipo listísimo que ha convertido a su país en su empresa.

No debe ocultarse una circunstancia que les iguala: ambos son adorados por la gente que les vota. Ojalá puedan demostrar que son ellos los inocentes y no nosotros. «Forza, Berlusconi». «Ánimo, José Manuel».