Una campaña que no ha llegado
Actualizado: GuardarM uchas de las personas que se van a acercar hoy a las urnas no tienen ni idea de lo que van a votar y seguramente lo que buscarán es la papeleta de Zapatero o Rajoy porque desconocen a los candidatos a las elecciones europeas. No se trata de ignorancia política, simplemente de ciudadanos de a pie que el mensaje que han recibido a través de los medios es el enfrentamiento entre PSOE y PP, sin que nadie les haya explicado con claridad para qué sirven estos comicios. En la cola de la carnicería o en la sala de espera de un centro de salud escuché a dos personas hacer un comentario parecido sobre estas elecciones. Una de ellas repetiría con Zapatero y la otra cambiaría a Rajoy «para ver si mejoramos». Lo cierto es que hoy se volverán locas buscando la papeleta con el nombre de sus candidatos, si es que al final se deciden a votar, porque ninguna de ellas lo tenía muy claro. Las campañas electorales cada vez son más aburridas y los mítines un sinsentido, si tenemos en cuenta que la gran mayoría de los que asisten a ellos son militantes o simpatizantes del partido que los organiza. Es decir, que oyen lo que quieren oír. Pero en la cola de la carnicería o en la sala de espera de un centro de salud se cuentan otras cosas, aquellas que verdaderamente interesan al ciudadano de a pie y que parece que los políticos ignoran. Nadie habla de que, en Cádiz, por poner un ejemplo sencillo pero que afecta al ciudadano que lo sufre, hay familias que a final de mes no tienen ni para el autobús o que cerca de 500 se quedarán este año sin guarderías para sus hijos porque sólo salen mil plazas concertadas, con lo cual la tan cacareada conciliación se queda en papel mojado. No sé cómo se vivirán en Europa estos problemas, ni cómo lo afrontan los gobiernos, pero me hubiera gustado escuchar al menos a un político citar una situación cotidiana de quienes, al fin y al cabo, tienen que acudir a las urnas. Luego se quejarán de la abstención.
PRODUCTIVIDAD
Este mes hay directores de centros de salud que han cobrado una paguita de 12.000 euros (sí, sí, dos millones de las antiguas pesetas) por cumplir su trabajo, cubrir ¿objetivos? y no faltar. Es decir, por hacer lo que tiene que hacer cualquier persona que ostenta una responsabilidad pública, máxime en un área tan sensible a la sociedad como es la Sanidad. No me lo invento. Las listas son públicas y están colgadas en los centros de salud con premios de productividad que oscilan entre los 500 euros para los puestos más inferiores hasta los de grado superior. En época de crisis podrían haber sido un poco más discretos.
LAS COSAS DEL DIRECTO CON ROSA
La diputada Rosa Díez, que el martes vino a hacer campaña a Cádiz con su partido, UPyD, estuvo a punto de dar el mitin en la playa si no llega a ser por la rápida intervención de su equipo en Cádiz. Me explico: Cuando varios de sus colaboradores pasaron por San Francisco, vieron un tablao municipal montado, pese a que el partido de Rosa traía el suyo y hacía unas semanas que había solicitado el espacio en el Ayuntamiento. En el tablao estaba anunciada una representación de títeres a las nueve de la noche y el mitin era a las ocho. Su equipo se puso en contacto con el Ayuntamiento y, después de varias gestiones, a la una de la tarde quedó todo resuelto, aunque se les comunicó que era imposible desmontar el escenario. Aun así, los títeres se trasladaron al Pópulo y la UPyD aprovechó el tablao municipal. Mientras que se esperaba que la gente llenara la plaza, Rosa Díez se tomó un té con los intervinientes en el bar Chamara, de la calle Ancha, donde su propietario, Osama, le había preparado un bizcocho de naranja que la diputada no pudo probar ya que la plaza se llenó de público que reclamaba su presencia. Prometió volver en verano a comerse la tarta.