Los conservadores reeditan su victoria y los verdes y minoritarios aumentan su representación parlamentaria
El desinterés de los ciudadanos es más que notorio, como lo demuestra el peor dato de participación de la historia de la UE, que ha bajado hasta el 43%. En 1979 fue del 62%
MADRID Actualizado: GuardarEl grupo conservador del Partido Popular Europeo (PPE) volverá a ser la primera fuerza de la Eurocámara tras su triunfo en las elecciones europeas. Las estimaciones oficiales le otrogan entre 263 y 273 escaños, seguidos de los socialistas, segunda fuerza, con un número de eurodiputados que estarían entre 155 y 165. El grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa estaría entre 78 y 84 escaños; y los Verdes, entre 52 y 56. Finalmente, tanto la Unión por la Europa de las Naciones, como el grupo Confederal de Izquierda Unida rondarían los 33-37 escaños.
Según los primeros resultados oficiales, los partidos conservadores y de centro-derecha se han impuesto en Alemania, Francia, Italia, España y Polonia, y se espera también su victoria en el Reino Unido.
Alrededor de 375 millones de electores estaban convocados para designar a 736 eurodiputados, repartidos entre los Veintisiete en función de su peso demográfico y otras variables. Alemania es el país que más aporta, 99 representantes; y Malta, el socio más pequeño, el que menos, tan sólo 5. España contribuirá con 50 parlamentarios. No obstante, estos números deberán cambiar ligeramente en los próximos años, si finalmente se adopta el Tratado de Lisboa, hasta dejar el número de diputados en 751 (España ganaría cuatro escaños).
Está claro que, lejos de comprender el creciente peso del Parlamento Europeo en el proceso decisivo comunitario -sobre todo si entra en vigor el Tratado de Lisboa-, los europeos siguen sin ver a la Eurocámara como una institución relevante. El desinterés es más que notorio, como lo demuestra el peor dato de participación desde 1979. En los comicios celebrados en Europa ha votado tan sólo el 43% de los llamados a las urnas. Lituania es el país de la UE donde se ha registrado una menor tasa de participación: el 15,7%. La más alta corresponde a Bélgica y Luxemburgo (90,1%), países en los que es obligatorio votar
A ello han contribuido sin duda el hecho de que en la mayoría de los Estados miembros la campaña electoral haya dedicado menos tiempo a los asuntos comunitarios que a debatir cuestiones de política interna. A ello se une, además, el contexto económico, con aumentos del paro y caída de la confianza en todo el continente, que ha contribuido a convertir los comicios europeos en plebiscitos sobre la gestión de la crisis hecha por los Gobiernos. Un ejemplo claro de esto es España, donde tanto el Ejecutivo como la oposición han leído los resultados en clave interna. No en vano ésta ha sido la primera vez, desde que perdiera el poder en 2004, que el PP ha superado en unas elecciones nacionales al PSOE
En Alemania, el país que más diputados aporta al Parlamento Europeo, la Unión formada por cristianodemócratas (CDU) y socialcristanos bávaros (CSU), que dirige la canciller federal Angela Merkel, se ha impuesto sobradamente con el 30,8%. Diez puntos porcentuales por encima del SPD. También allí los comicios europeos se han planteado como un mero ejercicio de prueba ante las elecciones federales que se celebrarán a finales de septiembre, que podría acarrear cambios en el Gobierno de gran coalición entre democristianos y socialdemócratas.
Los electores franceses han dado un pequeño toque de atención a la conservadora UMP (Unión por un Movimiento Popular), del presidente Nicolas Sarkozy, que en cualquier caso se ha alzado con la victoria con el 27,4% de votos, ligeramente menos del 31% de apoyo popular que tuvo hace dos años en la primera vuelta de las presidenciales. A la UMP le siguen el Partido Socialista, con el 16,8%, y Europe Ecologie, que con el 16,2% ha logrado convertirse no sólo en la tercera fuerza política, sino pisarle los talones a los socialistas franceses.
Revés al Ejecutivo irlandés
A quien sí le han asestado un buen varapalo ha sido al Gobierno irlándes. Las medidas draconianas adoptadas para hacer frente a la grave crisis económica le han pasado factura en las urnas a los centristas del Fianna Fáil, que se ha colocado como segunda fuerza política con el 23% de los votos, por detrás del Fine Gael, que habría obtenido un 30%. Los laboristas, por su parte, son relegados a la tercera posición, con el 16%. El resultado del partido Libertas, promotor del "no" al Tratado de Lisboa en 2008, era un buen indicador de las posibilidades de éxito de un segundo referéndum sobre la misma cuestión esperado para el otoño. Ha sacado el 4%. La lectura no puede ser muy positiva.
El gobierno socialista portugués también ha sufrido un considerable correctivo. Han sido derrotados, con un 26,6% de los votos, por Social Demócrata (PSD, centroderecha), que ha obtenido un 32,1%. Estos porcentajes suponen un fuerte descenso del Partido Socialista respecto a los votos que obtuvo en las europeas de 2004 (44,5%), una ligera bajada del PSD (33,26) y un aumento del caudal de votos de la izquierda, que en el caso de los comunistas es de más de un punto (ha logrado un 10,5%) y en el del Bloque de Izquierda de más de 5 (ha logrado el 10,4%).
Por el contrario y como era previsible, los italianos han vuelto a mostrar su apoyo al, cuando menos, controvertido Silvio Berlusconi y su Pueblo de la Libertad (PDL). Il Cavaliere no se ha visto afectado, al menos electoralmente, por el escádalo de las fotografías publicadas en España sobre las orgías que organizaba en su mansión de Cerdeña. Su formación ha consehuido el 39% de los votos, seguida del Partido Demócrata (PD), el primero de la oposición, con el 27,5%. La Liga Norte, de Umberto Bossi y aliada de Berlusconi, ha tenido un respaldo del 9,5%.
Entre las grandes incógnitas destacan los resultados del Reino Unido, donde las votaciones tuvieron lugar el viernes. No hay ninguna duda del desplome de los laboristas pero está por ver la magnitud de la caída, si se ven superados incluso por los euroescépticos del UKIP y, sobre todo, la reacción del primer ministro, Gordon Brown, acosado desde hace días por peticiones de dimisión.
El partido conservador austríaco, en la oposición, también se ha alzado con la victoria, con el 29,6% de las papeletas, seguido de los socialdemócratas, en el poder, que han obtenido el 23,8%.
También en Bulgaria, Hungría y Eslovenia la victoria ha ido a parar a manos de los conservadores. Grecia, Dinamarca, Eslovaquia y Malta, donde los datos todavía no son definitivos, se perfilaban prácticamente como los únicos países en votar mayoritariamente a la izquierda.