Zapatero asume como propio el éxito o el fracaso en las elecciones
Convencido de que Rajoy volverá a perder, el presidente pide el voto para impedir que la «derecha ultrarreaccionaria» saque pecho
| COLPISA. MADRIDActualizado:Cerca de un mes ha estado negando el PSOE la trascendencia nacional de las elecciones europeas pero en el último día de campaña, José Luis Rodríguez Zapatero le dio la vuelta a la tortilla. Apenas faltaban unas horas para echar el cierre a la contienda con un mitin en Madrid cuando, para sorpresa de propios y extraños, admitió en la televisión pública que sí, que por supuesto que se juega algo y que sería absurdo negar que «los factores de la política interna cuentan» en estas elecciones.
Los socialistas tienen en sus manos encuestas que no les son en absoluto desfavorables. En quince días han hecho sólo dos oleadas, pero ambas arrojaron un resultado similar: empate a 23 escaños para los dos partidos mayoritarios. Ningún otro sondeo publicado desde que arrancó la campaña -a excepción del realizado por Julián Santamaría para 'La Vanguardia'- coincide con este vaticinio. Todos dan ventaja al PP.
Pero el jefe del Ejecutivo no dio muestras de darles crédito. Bien porque creyera realmente que el principal partido de la oposición erró su estrategia al dar por hecha la victoria, bien porque considerara preciso hacer una última exhibición de fuerza para elevar la moral de sus filas, Rodríguez Zapatero repitió la receta fracasada en Galicia, ató su nombre al de la candidatura del PSOE a la Eurocámara y se atrevió a recomendar a sus adversario que no echen las campanas al vuelo. «Deberían ser más cautos, sobre todo Rajoy, que ya tiene una experiencia acreditada de derrotas», dijo.
No fue confianza en la derrota del presidente popular lo que expresaron, sin embargo, sus subalternos durante el mitin nocturno. Más bien al contrario.
La frase con la que la secretaria de Organización, Leire Pajín, cerró el vídeo de agradecimiento emitido para todos los simpatizantes del partido no da nada por hecho. «Este partido se juega en Europa este domingo, pero esta campaña ya la hemos ganado; felicidades a todos», concluyó.
Tanto ella como el cabeza de lista de su formación al Parlamento europeo, Juan Fernando López Aguilar, dedicaron buena parte de su intervención a pedir con ahínco una alta participación y advertir de la posibilidad seria de un triunfo popular. La dirigente socialista planteó la disyuntiva así: «Hay dos opciones, o quedarse en casa viendo la televisión y cambiar de canal para no tener que ver la calle Génova o ir a votar».
Derecha brutal
El político canario, por su parte, lo pintó aún más negro y alimento el temor a esa «derecha extremosa y brutal» que los socialistas han parodiado y convertido en protagonista de sus anuncios televisivos, en la creencia de que sólo así serían capaces de movilizar a su electorado, fiel pero poco entusiasta, que ve Europa como algo lejano y distante.
Ese electorado, en cambio, salta como un resorte cada vez que escucha la palabra Aznar. Esta vez, y es raro porque apenas ha habido un mitin en esta campaña en el que no se le citase, López Aguilar no mencionó su nombre. Pero aseguró que esa derecha «existe» y que «cargada de odio y de furia» sí va a ir a votar el domingo.
Dicho así, o de cualquier otra manera, ese ha sido en todo momento el eje central de la campaña del PSOE. Y el propio Rodríguez Zapatero lo respetó en el pabellón Magariños, antiguo estadio del mítico equipo de baloncesto del Estudiantes, que se llenó a rebosar en el mitin de cierre de campaña socialista.
«Los poderosos»
El presidente se ciñó al 'leit motiv' de la campaña cuando aseguró que «los poderosos» pretenden alentar la abstención, pero ellos van siempre a votar. «Votar decide, ya lo hemos visto en las dos últimas elecciones generales -dijo- y no votar también, porque permite que pueda sacar pecho la derecha ultrarreaccionaria y ultraconservadora».
Rodríguez Zapatero no se guardó un solo descalifitavo en el bolsillo para denostar a esa derecha «por la que no pasa el tiempo» y que se confunde porque «históricamente a la Inquisición llamaron justicia y ahora a la Justicia llaman inquisición».
A esa derecha «tristemente triste», continuó el presidente, «le sobra prepotencia y soberbia y le falta compromiso con España». Y defendió que el futuro está del lado de los progresistas, no de parte de George Bush, Aznar o Rajoy.
Aún así, bajo la mirada atenta del presidente del Partido Socialista Europeo, Paul Rasmussen, volvió dar por hecho su éxito. Se rió de lo «crecida» que ha estado la oposición en las últimas semanas, de que pensara que «iban a ganar de calle». Incluso aseguró que Rajoy ha estado «muy subido». Y recordó que la misma actitud mantuvo antes del Debate sobre el estado de la Nación -una cita en la que los socialistas aseguran que ganaron apoyo social- y llegado el momento «perdió». «El domingo les volverá a pasar lo mismo», auguró.