Zapatero admite que hay cajas con problemas y las anima a fusionarse para sobrevivir
Se constituirá un fondo especial de rescate dotado por el Tesoro con 9.000 millones con capacidad de endeudamiento por 90.000 millones
| COLPISA. MADRIDActualizado:José Luis Rodríguez Zapatero ha dado la señal de salida a la reestructuración del sector financiero. «Algunas cajas de ahorros españolas tienen problemas», admitió ayer, para añadir que el Gobierno se esforzará por darles su apoyo «para que puedan transitar por estos dos o tres años difíciles que se avecinan». El presidente del Ejecutivo invitó a este grupo de entidades a realizar las fusiones que sean necesarias, de manera que el nuevo mapa financiero tenga el tamaño adecuado en el momento en que se produzca la salida de la crisis económica.
Los bancos grandes y medianos están respondiendo muy bien, aseveró el jefe del Gobierno, en declaraciones a Televisión Española, para poner, a continuación, al segmento de las cajas de ahorro en el epicentro del plan de rescate que prepara desde hace semanas el Gabinete. El borrador de decreto ley ya ha sido remitido al Partido Popular, y también lo conocen otros grupos parlamentarios. El Ejecutivo confía en alcanzar un amplio consenso sobre el texto antes de su remisión al Parlamento tras los rifirrafes de la campaña electoral europea que imposibilitan o dificultan el cierre de acuerdos.
La propuesta consiste en la constitución de un fondo especial, dotado en su inicio por el Tesoro con 9.000 millones de euros, con capacidad de endeudarse por diez veces ese importe, lo que permitiría recurrir a fondos públicos por un máximo de 100.000 millones de euros en caso de necesidad. Para garantizar la independencia de gestión de esos recursos, los administradores del fondo serían responsables del Fondo de Garantía de Depósitos y directivos del Banco de España.
El fondo de rescate será la última solución. Se intentará, con carácter previo, que el propio sector saque a flote a las entidades en dificultades. Para ello se seguirán las mismas pautas que en el caso de Caja Castilla-La Mancha, en el que los responsables del Banco de España entraron en contacto con varias entidades -Caja Madrid, Ibercaja, Unicaja- con el propósito de que alguna de ellas aceptara la tarea de integrar a la entidad castellano-manchega. La operación fracasó porque, mientras se negociaban las condiciones con el candidato final, una retirada masiva de depósitos hizo inevitable la intervención.
Morosos y menos negocio
El Gobierno quiere ahora sacar el paraguas antes de que llegue el diluvio. En algunas cajas de ahorros de mediano y pequeño tamaño el riesgo se acrecienta, al coincidir la escalada de la morosidad con el estrechamiento del negocio y la escasa o nula capacidad de captar capital para reforzar el balance. Si otra entidad se muestra interesada en el rescate en determinadas condiciones -lo que le permitirá crecer a menor coste-, la operación de fusión se llevará a cabo con un impacto menor, el correspondiente a suprimir eventuales duplicaciones en la red de sucursales.
Mientras anima las fusiones, el Ejecutivo ya ha dado a entender que no pondrá en marcha modificaciones de calado en el régimen regulador de las cajas de ahorros. Prefiere, de partida, que eventuales obstáculos a las fusiones interterritoriales se superen con la buena voluntad de las autoridades de las comunidades, algo relativamente fácil de conseguir cuando los gobiernos están en manos del mismo partido.
Según fuentes del sector, el excedente del sistema financiero español podría llegar a un 30% de sobrecapacidad instalada, aunque el sobrante estaría por encima de ese porcentaje en las cajas de ahorros. Un proceso de concentración llevaría a las actuales 45 entidades a una veintena, pero la recomposición del mapa de las cajas tiene requerimientos específicos. Al margen de la presencia de representantes políticos en sus órganos de gobierno, las fusiones deberían garantizar cierto equilibrio territorial, por tratarse de entidades con fuerte arraigo regional, que además de contribuir a eliminar la exclusión financiera de las áreas rurales, a veces invierten en la economía de la zona y casi siempre aportan un dividendo social a través de los programas de apoyo a la comunidad.