El técnico recuerda su salida del Madrid y rechaza lecciones de comportamiento. / A. M.
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«Lo del 'librillo' fue una golfería, una puñalada»

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Al seleccionador le cuesta hablar sobre Florentino Pérez y el nuevo Real Madrid que proyecta. Es un asunto que le incomoda sobremanera. Acabó mal con él, le dieron puerta con argumentos que considera «indignos» y teme que le tilden de rencoroso, pero bajo ningún concepto admite lecciones de comportamiento.

-¿Qué le sugiere la vuelta de Florentino Pérez?

-No hay nada que decir. Regresa un señor que se fue después de tres años sin ganar títulos.

-¿Con los 'galácticos' creció la España antimadridista?

-Le pusieron nombre y apellido a la historia de siempre en este club. Cantera y estrellas como señas de identidad. Lo que se ha despreciado un poco es al jugador español, a los fichajes de nacionales. Cuando llegó Florentino había una base que no hubo que romper, la de los campeones de Europa en 1998 y 2000.

-Prescindió Florentino de usted y aquel Madrid inició el declive. ¿Fue por no estar Del Bosque?

-No creo. Se deterioraron las cosas y se rompió el grupo. Pero si hubiéramos continuado, estoy convencido de que hubiéramos seguido ganando. Es algo que no se puede demostrar pero sí una especie de cuestión de fe.

-¿Qué le pareció el argumento del 'librillo poco actualizado' que utilizaron Valdano y Florentino para justificar su marcha?

-Una maldad, una puñalada, una golfería. Hay que ser muy torpe si te das cuenta de eso después de cuatro años con un tío que ha estado 40 en el club.

-¿Fue lo más doloroso a lo largo de su dilatada carrera?

-Sin ninguna duda. Fue una salvajada, una indignidad. No tengo rencor, ni soy antimadridista pero nadie me tiene que dar lecciones de comportamiento. Molowny, por ejemplo, es una referencia moral de lo que significa el Madrid. Si por él fuese, hubiera ido a un hotel de dos estrellas y no de cinco. Pero no le dejaban. Nosotros quisimos romper las concentraciones y casi nos matan. Ahora, sin embargo, es un síntoma de modernidad.

-¿Aceptaría una oferta del Madrid?

-Esa posibilidad ni me la planteo. Sé que en esto puedo molestar a algunas personas pero soy bastante radical, aunque no del todo absoluto. He visto gente que, como Capello, volvió a los 60 y después de diez años.

-¿Qué debe hacer Florentino para forjar en apenas tres meses un proyecto que, según los expertos, se debería construir en tres años?

-Hay mucha verborrea prefabricada sobre todo esto. Lo fundamental es fichar en función de las debilidades y, sobre todo, valorar lo que tienes.

-¿No siente vergüenza ajena al oír hablar en los tiempos que corren de traspasos de 80 ó 100 millones de euros?

-Da un poco de grima. Siempre han sonado mal esos fichajes multimillonarios porque nunca he oído que algún club nadara en la abundancia. Al contrario. Cuando estaba en el Madrid siempre escuchaba que existían diversas dificultades.

-¿Entiende que pagar esas barbaridades por un futbolista provoca agravios comparativos que al final destrozan el vestuario?

-No tiene por qué. Cuando un club ficha a un grande y éste responde es admirado por todos y nadie se acuerda de su coste. Los buenos de verdad siempre hacen grupo. Lo caro siempre ha sido barato y viceversa.

-¿Vaticina de todos modos un largo ciclo triunfal del Barça?

-Eso no se sabe nunca. Cuesta mucho hacer un equipo y, sin embargo, se deshace muy fácil. Depende de la unión de todos, de que la gente no se distraiga. Lo positivo para ellos es que su núcleo fuerte conoce bien la casa.

-¿Qué parte del éxito atribuye a Guardiola?

-Es difícil de cuantificar pero su mérito es enorme. Ha sido prudente, ha sabido lo que ha querido desde el primer día y no ha impartido mucha doctrina. Ha dicho las cosas justas para que le crean, sin demasiada lírica. Y ha tirado de cantera.