Del Bosque piensa en cómo reactivar a sus futbolistas tras un duro curso. / A. MORALES
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«España se ha despojado de las bobadas y los complejos»

«Este grupo es una bendición; no ha sacado los pies del tiesto y sigue con hambre», dice el técnico en vísperas de la Copa Confederaciones

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Un año después de que España subiera al cielo dirigida por Luis Aragonés, Vicente del Bosque se examina en la Copa Confederaciones con un equipo que mantiene la base pero que se ha rejuvenecido con hasta seis integrantes habituales de la sub-21. Sus nueve victorias consecutivas y su camino sin tacha hacia el Mundial de Sudáfrica serán meras anécdotas si los campeones de Europa no refrendan su valía este mes de junio. Recuperar y mentalizar a los futbolistas tras un curso interminable son sus obsesiones en este momento. Entiende que si la cabeza está bien, las piernas seguro que responden. Y la calidad es indiscutible.

-¿Cómo se prepara un torneo desconocido después de una temporada tan larga y estresante?

-Es una gran preocupación. Los jugadores que han competido en Champions, sobre todo los del Barça, seguro que se han relajado. No lo he vivido pero me imagino que ya ocurrió algo parecido cuando España fue a la Eurocopa. Hay que recuperar a los jugadores y volverles a emocionar. Ésa es nuestra principal misión en los próximos días de concentración.

-El problema es que la Copa Confederaciones tiene mucho menos tirón que un Mundial o un Europeo y quizá haya algún jugador que a estas alturas ya no tiene ganas de volver a competir.

-Claro que se puede caer en esa situación pero para evitarlo estamos nosotros. Los profesionales son conscientes de que el fútbol les ofrece cada verano la posibilidad de aumentar su palmarés y a todos les gusta ser reconocidos a través de las victorias y los títulos.

-Le toca recuperar jugadores tocados y, sobre todo, evitar que se distraigan con fichajes, altas, bajas...

-Nunca he dudado de los médicos de los clubes pero he alzado la voz porque no quiero que presionen a los jugadores. En la Federación salvaguardamos la salud de todos. Tenemos derecho a que nos crean. Todo el mundo debe tener muy claro que si nuestros médicos concluyen que la lesión no es recuperable, los lesionados se vuelven a casa. Los rumores sobre fichajes y las negociaciones son normales en estas fechas pero intentaremos aislarles, en el buen sentido de la palabra, para que su mente se centre sólo en la competición.

-Al ser favoritos y campeones de Europa, ¿hay más que ganar o que perder en Sudáfrica?

-Todos los que acuden han sido campeones, salvo el país organizador, y todos tenemos obligaciones y responsabilidad. Pero se ha instalado una euforia peligrosa en el ambiente y hay que ser sensatos. Es una obligación. Si ganas el título, no se le va a dar la importancia que tiene pero si perdemos, se pondrá en nuestro debe.

-¿Es una sensación parecida a la experimentada en vísperas de una Copa Intercontinental?

-Sí que me recuerda bastante. Para algunos era la Copa Toyota pero si perdías resulta que se trataba de un Mundial oficioso de clubes y recibías alguna leche que otra.

Rivales peleones

-¿Sabe algo de selecciones tan modestas como Nueva Zelanda, Irak y Sudáfrica, los primeros rivales?

-Les conocemos y los tenemos controlados en lo sustancial. Son gente de pelea, de lucha, de carácter, y todos juegan muy organizados, con una buena base física. Ojalá me equivoque pero no creo que los campos estén perfectos y eso también iguala las fuerzas. Serán partidos trampa. Debemos concienciarnos bien. Luego, a partir de semifinales, la gente se mentaliza sola al ver el título al alcance. Pero me inquieta la primera fase.

-¿Ve a los futbolistas despreocupados por los adversarios?

-No se puede generalizar nunca. Hay de todo. No creo que de Irak o Nueva Zelanda sepan mucho, ciertamente, pero ellos también demandan y necesitan esa información. En todas las épocas ha habido gente pasota que no se enteraba de nada y futbolistas entusiasmados con su profesión.

-Siempre argumenta que el éxito de esta selección se fundamenta en la calidad, buen ambiente y sencillez del grupo. ¿Es tan difícil encontrarse chavales normales en este oficio?

-Debería ser un valor consustancial en los deportistas. Desde luego que en este caso es una bendición. No han sacado los pies del tiesto y siguen con hambre de triunfos. Son buenos y generosos.

-¿Le agradece a Luis que le hiciera el trabajo sucio que convirtió el vestuario en una familia unida?

-Claro que sí. No me duelen prendas en reconocerlo. Fue labor de él y de todo su equipo. Nosotros nos hemos aprovechado. Pero también ha sido una generación que consiguió éxitos en categorías inferiores y alcanzó la internacionalidad absoluta sin lastres. Hace años mirábamos a los extranjeros como una raza superior pero ahora todo se ha ido igualando. Nos hemos despojado de las bobadas y los falsos complejos. Como el país.

-¿Algún jugador le ha impresionado en especial?

-En general todos poseen una buena formación táctica, han llegado con buenos fundamentos y tienen entusiasmo. Y encima es gente emocionada que disfruta y vive al máximo su profesión. Los Xavi, Iniesta y compañía son majetes y les gusta el fútbol. Viven para él.

-¿No se aburre después de dos meses sin partido de selección? ¿Qué hace a diario? ¿Cómo se gana el sueldo?

-Recabo información, estoy al día de los avatares de nuestra Liga, acudo a muchos partidos, estoy pendiente de las selecciones inferiores... No digo que trabaje mucho pero rara es la mañana o el día en la que no tenga alguna actividad en la Federación.

-¿Echa de menos el estrés de un club?

-Todo tiene su responsabilidad, su lado bueno y su cara mala. Es evidente que en un club hay más roce y siempre ocurre algo y que aquí los problemas de relación son menores porque de visita todos somos buenos. Estoy feliz.

-¿Se jubilará tras el Mundial de 2010?

-No, no me he puesto metas. He dicho que la selección será mi última etapa pero no he revelado cuándo me iré. Y advierto de que en todas mis actividades he sido maratoniano. En la cantera estuve 17 años y en el primer equipo del Real Madrid, cuatro años que se multiplican por tres en cualquier otro lado. Espero estar todavía tiempo.

-Pero no se ve como Luis, entrenando y discutiendo con los periodistas a los 70 años.

-No creo.

-¿No será que no le gusta el ambiente del fútbol?

-¡Qué va! Al contrario. Me apasiona. Soy oyente de radio, lector asiduo de periódicos y no me cansa el fútbol para nada.

-¿Qué le sobra a este deporte?

-(Risas) Casi nunca oyes a nadie rectificar lo que dijo apenas dos horas antes. No asumimos los errores, las opiniones. Igual hubo gente que criticó a Raúl durante el partido famoso de Sevilla y tuvo que desdecirse minutos después, cuando marcó tres goles. La experiencia te dice que hay que ser siempre muy cauto en los análisis y juicios de valor.

Submundo extraño

-¿Considera que hay demasiados intermediarios, asesores y comisionistas que estropean la imagen del fútbol?

-No sé, no querría meterme yo en este asunto tan complicado. Donde se maneja dinero siempre hay un submundo extraño, pero cuando ese tipo de gente está ahí será porque son necesarios. Lo que hace falta es que no hagan daño. Antiguamente, uno mismo, los padres y si acaso un abogado, se valían para negociar y firmar los contratos y las renovaciones.

-Se ve ya a un sinfín de niños con intermediarios y agentes detrás. Les marean desde bien pequeños. ¿Estamos locos o qué?

-Todo ha cambiado. En la Ciudad Deportiva que yo conocí no entraba un intermediario y ahora están repletas de ellos. Pero es una profesión que tiene el paraguas de la Federación y, por tanto, mal haría yo en meterme con nadie.

-¿Es perjudicial que haya más jóvenes que emigren al extranjero?

-Si lo miro como seleccionador resulta más bien positivo porque acumulan más aprendizaje y experiencia, pero el problema es que se pueden generar frustraciones muy grandes en los chavales y en sus familias porque es muy difícil llegar a la elite. El modelo Cesc es difícil de repetir.

-¿Se ha perdido el valor de la cantera, del compromiso, del chaval forjado en casa que mama y siente unos colores?

-Cada día los clubes deben ser más cuidadosos con la formación integral de sus jugadores. Pero no estoy tan seguro de que un chico que proceda de la cantera se sienta más identificado o represente mejor los valores de su club que el que venga de fuera. Si afirmamos eso, estaríamos cuestionando a los propios profesionales. Al Barça y al Madrid se les identifica por Kubala, por Di Stéfano, por Gento o por Asensi, que era de Alicante.

-¿Cree que un jugador criado desde pequeño en Valdebebas puede cometer una falta tan grave como la que ha marcado a Pepe por sus agresiones a Casquero y Albín?

-Uff... No pondría la mano en el fuego. Claro que la podría cometer. Es una reacción que se debe a un estado de frustración o de rabia que no retrata al jugador. No fue un episodio edificante ni tampoco justificable. Es verdad que dañó su imagen y la del Madrid, pero hay que relativizarlo. Seguro que Pepe es un buen tipo y se arrepintió al momento. Acordaos de Juanito. Era un pedazo de pan pero a veces los cables se te cruzan.

-¿Qué aconsejaría a su mejor amigo si su hijo quiere ser futbolista? ¿Se lo recomendaría?

-Sí, ¿por qué no? Pero le diría que sólo piense en disfrutar y que paralelamente adquiera una buena formación. Siempre debe existir equilibrio entre el deporte y los estudios. Y si el chico progresa adecuadamente, que lo lleve al lugar con mayor competencia y exigencia. Puede llegar lejos un jugador formado en equipos de pueblo pero son casos excepcionales.