Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

La reina de la noche

La cantante Mónica Naranjo, adorada por las tribus 'noctívagas', se pasa ahora a los ritmos sinfónicos

ÓSCAR CUVILLO
Actualizado:

A pesar de su pasada imagen de melena bicolor, la cantante Mónica Naranjo como persona sabe distanciarse de su personaje, devenido reina de la noche. «Madre mía, reina de la noche, y yo sin saberlo, qué locura, ja, ja, ja...», se carcajea en ruta hacia Barcelona. «La noche pocas cosas buenas trae. Miro a mi alrededor y no me atrae. Una noche perfecta para mí es una cena con amigos en un restaurante estupendo y discreto, donde se coma bien y después te puedas tomar una infusión o una copa de vino extra. A partir de ahí, la noche se pone peligrosa».

De noche hay muchos pesados. «Se bebe más, sobre todo los fines de semana. La excusa es que no hay que trabajar. Ese cubata que de diario evitas, sí cae el viernes o sábado. Es el único peligro que le veo». Mónica Naranjo, que primero triunfó en México y luego en España, no distingue entre hábitos noctámbulos a ambos lados del charco. «Veo poca diferencia. La noche se ha convertido en la terapia que todos necesitamos. Tras cinco o seis días laborales, sales a desahogarte, a cambiar el chip, porque si no la rutina nos consume. La monotonía tampoco es buena. Entonces la noche se convierte en el escape».

Sobre las drogas que propulsan a tantos noctívagos, Naranjo supone que rularán por igual aquí y allá. «Están en todas partes, hijo... ¿Dónde más baratas? No lo sé. Nunca he comprado. Ahí sí que me has pillado». Aparte, rechaza el tópico del machismo y los mexicanos. «Nooo... Lo del machismo es muy relativo... Hay en todas partes también. Y a veces radica más en las mujeres que en los hombres, porque nos dejamos».

Mónica Naranjo parla catalán («sí, claro») pues nació en Figueras, Gerona, en 1974. «No hay mucha marcha ahí, no. Es un lugar turístico, una ciudad muy visitada por el mundo entero. Tenemos la atracción de Dalí y las playas de la Costa Brava, que quitan el hipo». En Barcelona, adonde la cantante se dirige para cumplir compromisos promocionales, hay más movimiento. «Sí, muchísimo, lo que pasa es que me lo pierdo. Como siempre tengo que trabajar...».

El éxito vino en México

Ella empezó a trabajar en serio en México, donde explotó con el éxito El amor coloca, de título equívoco, pues Mónica no prueba los estupefacientes, ya saben. «Yo tenía 18 años y la primera semana me coloqué por lo que sucedió ahí. Fue algo impresionante. Aquí en España no se apostaba absolutamente nada por el tipo de música que yo hacía y todo surgió a través de un evento que organizó la compañía Sony para América. Participaban varios artistas y yo soy la única que sobrevivió».

Su penúltimo CD, Tarántula, roza las 150.000 copias. «Al llegar a las 120.000, me comentó el presidente de la compañía: esto es la hostia, Mónica. ¡Es el medio millón de antes!. Y yo pensé: Madre mía, cómo está la cosa de mal».

Su último cedé, Stage, es un directo opuesto a lo que ahora está presentando en concierto. Explica la vocalista: «Es un directo sinfónico. Adagio lo interpreta una orquesta. Casi treinta personas entre coristas y músicos. Repasamos parte de mi repertorio en ese formato. Cuando conté que me apetecía volver a los teatros y a mis raíces de formación clásica, me respondían si estaba loca. Que la gente no va a ver estas cosas. ¿Y por qué no? ¿Quién lo dice? ¿Dios? La emotividad mueve montañas. Nos mueve emocionalmente y vamos a verlo».