El genio de la novela negra
Lorenzo Silva analiza su trayectoria en la Biblioteca y asegura que los personajes «siempre acaban siendo de los lectores»
| CÁDIZActualizado:El maestro de la novela negra española, el autor de El Alquimista Impaciente (Premio Nadal 2000), La flaqueza del bolchevique o El blog del inquisidor, el escritor madrileño Lorenzo Silva, desgranó ayer en la Biblioteca Provincial las claves de sus novelas más emblemáticas, los secretos de sus personajes más populares y adelantó algunos detalles de su nuevo libro, que verá la luz en febrero de 2010.
El autor participó en el ciclo del Centro Andaluz de las Letras Ficción, Memoria y Realidad, donde fue entrevistado por Javier Castro y preguntado por las claves de su éxito literario.
Silva, que compaginó durante muchos años la literatura con el ejercicio de la abogacía, confesó que empezó a escribir novelas «por una necesidad personal, no con la idea de publicarlas». Así, reconoció entre risas que la primera de sus obras, escrita cuando sólo contaba 17 años, la quemó para que no fuera leída ni publicada, un arrebato del que sin duda se arrepiente. «En aquel momento pensaba que nadie la entendería más que yo».
Su éxito comercial le vino tras convertirse en finalista del prestigioso premio Nadal en 1997 con La flaqueza del bolchevique, una historia que refleja una compleja relación entre un frío ejecutivo y una niña precoz. No obstante, como anécdota, Silva afirmó que antes de presentar el manuscrito al certamen «lo habían rechazado cinco grandes editoriales». «Justo cuando andaba pensando en tirar las cinco copias a la basura vi el anuncio del certamen», manifestó entre carcajadas el creador de la pareja de guardia civiles más famosa de las letras españolas, Bevilaqua y Chamorro, personajes de una saga cuya cuarta entrega está a punto de ver la luz. «Terminaré de escribirla para verano y calculo que saldrá en febrero del año que viene», adelantó Silva, que preguntado por su entrevistador reconoció que la relación de sus dos grandes personajes seguirá siendo estrictamente profesional, nada romántica. «Está claro que hay un componente sexual que está ahí, al tratarse de un hombre y una mujer, y si no lo reflejas estás falseando la realidad. Pero mi idea siempre fue reflejar una relación de camaradería y de solidaridad ente ellos, algo no muy común entre los compañeros de distinto sexo y no dejarme llevar por los arquetipos», sentenció el autor. Sin embargo, reconoció que los personajes «acaban siendo de los lectores». Además, aclaró los rumores de una posible serie de televisión basada en estos personajes. «Se rodaron dos episodios pero TVE decidió al final cancelar la serie, lo cual me parece un error porque estaba muy por encima de otros programas que tienen ahora en la cadena».
Al hilo de esto, el autor manifestó que «la condición humana es perder condiciones de futuro, no ganar cosas, pero es algo normal y natural, no dramático».
Entre pregunta y respuesta no faltaron alusiones a la crisis económica. «Creo que hemos pasado lo peor, la depresión psicológica». Puso como ejemplo el caso de Estados Unidos, donde, pese a que ahora sus ciudadanos sean «un 40% más pobres», están trabajando contra la crisis, mientras que en España «la capacidad humana la hemos utilizado pésimamente».
Prolífico
Silva, además de novelas, ha escrito relatos, cuentos, ensayos e incluso poesía, un género que no cultiva desde su juventud pero que piensa retomar pronto. Aun así manifestó: «no creo que ser prolífico sea un mérito, simplemente da testimonio de la entrega y el trabajo». Asimismo, declaró que ha dedicado a la literatura «lo mejor de mi inteligencia».
El autor de El lejano país de los estanques se mostró partidario también de las nuevas tecnologías. «Siempre escribo en el ordenador, ya no lo hago en papel». Lorenzo Silva posee además un contacto permanente con sus lectores a través de su web (www.lorenzo-silva.com). y de la revista XL Semanal. Respecto a internet, afirmó que la red ha surgido para «darle forma humana al conocimiento». No contiene «un relato real, ni coherente, ni homogéneo, nos sugiere más bien un conocimiento fragmentado, lo que tiene representación con la realidad».
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