Siempre pagan los mismos
Actualizado: GuardarYdale la burra al trigo! Estoy negrita de la crisis; de la inflación que ahora ha hecho el camino inverso pero que no es deflación, no, no, no, por mucho que los datos lleven varios meses cantando en negativo; de que los bancos digan que no hay créditos ni niños muertos mientras el carnicero de mi barrio se ve obligado a cerrar porque no tiene liquidez y pese a que su negocio resiste; de que los mismos que nos han metido en este problema ahora digan que no nos preocupemos, que ellos saben perfectamente por dónde está la salida, porque... ¿aquello que se ve a lo lejos es luz, no?
No sé a ustedes, pero a mí me transmiten muy poca confianza, sobre todo porque mientras dan vueltas y vueltas sobre sí mismos tratando de encontrar soluciones sin salir de los manidos argumentos de siempre (como cuando mi perra se afana en morderse el rabo), continuan bailándoles el agua a las grandes empresas y se sigue dando el visto bueno a nuevos despidos pese a que las cifras del paro ya no pueden desangrarse más y a que las cuentas de resultados (y el reparto de beneficios) cuentan otra versión de esta historia.
En ésas andan todos, venga y venga a estirar la cuerda, hasta que llegue un día en el que no se pueda jugar más con ella. Porque a ver quién es el guapo que le explica a los despedidos que su salida es la única solución posible cuando los altos cargos siguen llenándose los bolsillos sin que haya muestras de austeridad. O quién es el valiente que les justifica a los que han tenido un poco más de suerte, a los que se quedan en precario y asumiendo la tarea de los compañeros que se fueron, que tienen que arrimar el hombro y así todo irá a mejor.
La credibilidad se agota, como la paciencia, y ya estamos todos al límite de ambas.