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ANÁLISIS

Amputación de la vida

ANDRÉS MONTERO
| DTOR. DEL INST. MOGZ DE CIENCIAS DEL COMPORTAMIENTOActualizado:

E l luto es una respuesta natural del ser humano ante una pérdida. Lo anormal es no tenerla, no pasar el duelo, cuando se ha ido alguien querido. La respuesta de luto se caracteriza por el vacío, por la desorientación. Algunas descripciones del duelo destacan la tristeza como su particularidad distintiva. Sin embargo, la desesperanza, el vacío, la inaprehensión del futuro es lo que mejor cristaliza la reacción de duelo. Habitualmente quienes mueren son personas que han significado algo para alguien. Es decir, seres que sustentaban parte de la estructura vital de otros seres. Y de repente desaparecen, y con ellos se quiebra parte de la estructura de la propia vida de quienes se quedan. Cuando la muerte de un ser que llenaba la vida de otro ser acontece de manera previsible, la sensación de pérdida está amortiguada, la oquedad existencial es menor. En enfermedades terminales, el modelo mental de quien se queda se ajusta paulatinamente al vacío que dejará quien se va. Sin embargo, en accidentes o imprevistos, sobre todo cuando la persona que pierde la vida es joven o es un hijo o una hija, la mente se estrella de repente con la realidad. El fallecido es como un miembro fantasma, continúas sintiéndolo tras la amputación. Los sucesos discurren a mayor velocidad que el proceso mental necesario para reajustar nuestros referentes existenciales. Y el duelo se convierte entonces en estupor, en un proceso de congelación momentánea de la existencia, hasta que la mente y la identidad dentro de ella se acoplan al trauma.

A menudo, en accidentes aéreos sobre todo, pero también en incidentes imprevistos de todo tipo que afectan a seres humanos, se menciona el 'síndrome del superviviente'. Este cuadro sintomático fue inicialmente descrito a partir de las vivencias en los campos de concentración nazis. De repente una persona era asesinada y quien se quedaba vivo, que había fraguado una estrecha e íntima relación conviviendo en el trauma y la tortura, se sentía profundamente culpable por no haber sido el elegido para la muerte, por no correr la misma suerte. En ocasiones ocurre con los pasajeros que no mueren en un accidente pero que pierden a la persona con la que viajaban. Sin embargo, es una sintomatología muy ocasional. Lo que es más común en accidentes aéreos es el 'shock', la presencia fantasma, la fractura psicológica que produce en quien se queda la amputación imprevista de un ser querido.