Un sevillano y una catalana, entre los 228 desaparecidos

El embarque del AF-447 estaba constituido por una amalgama nada homogénea de nacionalidades, como naturalmente corresponde a un vuelo que une dos ciudades tan cosmopolitas como Río de Janeiro y París. Brasileños y franceses eran mayoría, como es lógico, pero entre los pasaportes cotejados por el control del aeropuerto que lleva el nombre del gran cantautor carioca Antonio Carlos Jobim se podrían encontrar además chinos, italianos, suizos, británicos, libaneses, húngaros, eslovacos, irlandeses, noruegos, estadounidenses, marroquíes, polacos, argentinos, austriacos, belgas, canadienses, croatas, daneses, filipinos, estonios, gambianos, holandeses, islandeses, rumanos, rusos, sudafricanos, suecos, turcos y... españoles, dos concretamente.

Los compatriotas que tuvieron la desgracia de compartir menos de la mitad de su trayecto el vuelo eran un hombre y una mujer, un sevillano y una catalana. No formaban pareja. Ambos dejan viudos. Él ha sido identificado como Andrés Suárez Montes, un ingeniero de 38 años natural de la localidad hispalense de Marchena. Volvía a París, donde había fijado su residencia, para visitar a su mujer después de pasar un período laboral en Río de Janeiro contratado por la empresa petrolera local Schlumberger. No tenía hijos.

Llamada a su madre

Su presencia en el vuelo fue confirmada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y fuentes familiares, concretamente por su primo Iván Casero Montes. El profesional desaparecido había telefoneado a su madre momentos antes de subirse al Airbus. Fue la última comunicación que mantuvieron con él desde su casa. Las angustiosas llamadas realizadas a su móvil desde que tuvieron noticia del accidente no han obtenido respuesta.

La Casa Real se puso ayer en contacto con la familia gracias a una llamada telefónica realizada por Don Felipe y Doña Leticia, que expresaron sus condolencias.

De la española desaparecida junto a él se sabe menos. Es catalana, pero su identidad no ha sido facilitada por las autoridades por la imposibilidad de contactar previamente con sus familiares. Aún así se ha podido conocer una matiz que agranda su tragedia.

La mujer había viajado a Río de Janeiro junto a su marido para pasar la luna de miel tras su reciente matrimonio. Una vez culminada la estancia se separaron en el aeropuerto. Ella volvía a casa. Él volaba a Dubai por cuestiones laborales. En la terminal se vieron por última vez.