Identificación castrense
Actualizado:E l extraordinario éxito de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en la capital de Cantabria con la bahía de Santander como excepcional campo de maniobras y un público entusiasta abarrotando las inmediaciones del Sardinero, corrobora la inequívoca identificación entre la sociedad española y su Ejército. La supresión del desfile tradicional justificado por razones de austeridad presupuestaria ofreció la posibilidad de innovar la escenificación de unas llamativas maniobras aeronavales que acreditan la capacitación profesional y modernización gradual de la milicia española. Las Fuerzas Armadas, cuya legitimidad política y social se ha ido consolidando con el paso de los años no impide, sin embargo, que en algunos sectores se contemplen aún con recelo las misiones en escenarios bélicos en los que pueda haber costes humanos. Pero en conjunto la ciudadanía se ha ido sintiendo cada vez más identificada con el creciente protagonismo del Ejército en misiones de paz y reconstrucción cuyo alto coste en vidas fue objeto de recuerdo y homenaje por los Reyes y las autoridades autonómicas en el acto de clausura en el Parque de las Llamas. El éxito de la proyección exterior de las Fuerzas Armadas no puede encubrir, sin embargo, las puntuales carencias de coordinación entre el ministerio de Defensa y Exteriores que como en el anuncio de la retirada de Kosovo provocaron efectos indeseables en nuestra imagen diplomática. Pero tampoco el hecho de que siga sin culminarse la reglamentación concreta de los derechos y deberes de los militares contemplados en la Ley Orgánica de la Defensa Nacional de 2005, pospuesta por los distintos gobiernos, que debería delimitar los márgenes de aplicación en el Ejército de los derechos fundamentales y libertades públicas. Entre tanto continúan sobre la mesa cuestiones como los derechos de sindicación, reunión u opinión cuya concreción, al margen de en qué sentido se resuelva, constituye un primer paso necesario para paliar vacíos legales y ambigüedades pendientes en un Ejército que pretende avanzar en su modernización. En paralelo, el desarrollo de la Ley de la Carrera Militar de noviembre de 2007 está generando un importante descontento en el seno del Ejército, especialmente a raíz de la unificación de las escalas de los oficiales y del nuevo sistema de ascensos. Un cambio legislativo que ha suscitado descontentos individuales y críticas porque no respondería ni a la voluntad del Gobierno de primar la meritocracia, ni a la necesaria reestructuración de un Ejército a la cabeza de los más envejecidos de la OTAN.