Cuba pone en aprietos a la OEA
La cumbre de la organización abordará el levantamiento del veto al régimen comunista, que la califica de «pestilente cadáver»
| CORRESPONSAL. LA HABANA Actualizado: GuardarRenovación o continuismo. Sea cual sea la opción, todo apunta a que la XXXIX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) será crucial para su futuro. Varios de sus miembros reclaman el ingreso de Cuba mientras otros critican la ineficacia del organismo y amagan con abandonarlo. Prevista como una reunión de cancilleres de los 34 países miembros, los presidentes Rafael Correa, de Ecuador; Fernando Lugo, de Paraguay, y Daniel Ortega, de Nicaragua, asistirán mañana a la inauguración junto con su par y anfitrión, el mandatario hondureño Manuel Zelaya.
El lema oficial de la Asamblea es Hacia una cultura de la no violencia. Se tratará sobre los asuntos más candentes del momento, como la inseguridad, la crisis financiera internacional y la situación política de Guatemala, sacudida por la acusación de asesinato formulada en video póstumo por el abogado Rodrigo Rosenberg contra el presidente Álvaro Colom y su entorno más próximo. Sin embargo, como ya ocurrió en la cumbre americana de Trinidad y Tobago, será el 'asunto Cuba' el que acaparará las intervenciones.
El secretario general adjunto de la OEA, Albert Randim, reconoció que los cancilleres «están todos de acuerdo» en la necesidad de eliminar la resolución de 1962 que expulsó a Cuba porque Fidel Castro declaró el marxismo-leninismo, lo que «es incompatible con el sistema interamericano». Casi cincuenta años después -47, concretamente- la situación se mantiene casi inalterable. En Cuba no gobierna Fidel, al menos oficialmente, pero sí su hermano el general Raúl Castro.
El problema, según Radim, radica en cómo hacerlo. Países como EE UU y algunos caribeños, consideran que «necesitamos ver algunos cambios antes de tomar esa decisión». Otros son partidarios de «revocar la resolución y luego hablar del proceso». Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, reiteró que para pertenecer a la OEA, Cuba debe «emprender el camino hacia la democracia, liberar a los presos políticos y respetar las libertades fundamentales».
La Habana asegura que la OEA, a la que llama «el ministerio de las colonias de EE UU», debe «ser desmantelada». Desde Fidel Castro al diario 'Granma', órgano del Partido Comunista isleño, y otros medios -todos oficiales- han dedicado muchas líneas a aclarar que Cuba «nunca» regresará al «pestilente cadáver» que ha favorecido golpes de Estado, silenciado asesinatos y rezuma «sangre por todos sus poros».
El viernes sostenía el Granma que «Cuba no necesita de la OEA. No la quiere ni reformada. Nunca retornaremos a ese vetusto caserón de Washington, testigo de tantas vergüenzas compradas y tantas humillaciones». «Hay demasiado compromiso con la muerte, el genocidio y la mentira para que la OEA sobreviva a estos tiempos. Es un cadáver político. Sin embargo, no faltan quienes en un afán por resucitar al muerto buscan enmendarlo por la vía de perdonarle la vida a Cuba», añadía. El mismo Raúl Castro fue rotundo. En abril parafraseó a José Martí: «Antes de ingresar en la OEA primero se unirán el mar del Norte con el del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila».
Fluidas relaciones
Analistas opinan que el Gobierno cubano no ganaría nada regresando a la organización a menos que sea sin condiciones. Actualmente la mayoría de los países americanos mantienen fluidas relaciones con La Habana y rechazan el embargo unilateral estadounidense. Y con la llegada de Barak Obama a la Casa Blanca se están dando pasos para acercarse al régimen castrista, pero el presidente demócrata espera gestos.
Para Radim, «no se puede ignorar tampoco» la definida posición cubana. Por ello busca que no se «cubanice» la reunión ni que en el caso de que no exista consenso y el veto se mantenga por falta de acuerdo para su votación se piense que la OEA se ha debilitado y sale dividida.
Para enredar más las cosas, varios países de la región crearon en Brasil las bases para que en 2010 arranque un grupo de 33 naciones que excluiría a EE UU pero con la integración de Cuba, que podría llamarse Unión de América Latina y el Caribe. Sería un jaque mate a la existencia de la OEA.