Miguel Carcaño, durante una conducción a la cárcel tras declarar en el juzgado. / EFE
ANDALUCÍA

El Colegio de Abogados de Sevilla pide que no se publiquen las conversaciones grabadas a Miguel

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El decano del Colegio de Abogados de Sevilla, José Joaquín Gallardo, apeló ayer a la responsabilidad y al autocontrol de los medios de comunicación y les solicitó que no publiquen el contenido de las conversaciones intervenidas en los centros peniten ciarios entre los letrados y los detenidos por la desaparición y asesinato de la joven sevillana Marta del Castillo.

En declaraciones a Europa Press, Gallardo desveló que, a petición urgente del Colegio de Abogados, el Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla acordó el pasado viernes requerir a todos los medios «a fin de que se abstengan en lo sucesivo de difundir las transcripciones de las conversaciones de los imputados, especialmente de las mantenidas en los centros penitenciarios, ello bajo apercibimiento de incurrir en delito si no lo hicieren».

Transcripciones

Tras publicarse el pasado viernes en diversos medios de comunicación transcripciones de conversaciones mantenidas en el locutorio del centro penitenciario por Miguel Carcaño -principal sospechoso del asesinato- con su abogada, Gallardo remitió un oficio al Juzgado interesando que se requiriese a todas las partes para que preserven el secreto sumarial y, en especial, la confidencialidad de esas grabaciones, así como que se ordenase a todos los medios que se abstengan de difundir el contenido de las mismas por cuanto afectan al secreto profesional. La providencia en la que el Juzgado de Instrucción número 4 acordaba requerir para que en lo sucesivo los medios no difundan más transcripciones de esas conversaciones en las que intervienen los abogados se dictó a la vista del oficio remitido por el decano del Colegio y previo informe del Ministerio Fiscal.

Gallardo consideró que la publicación de esas conversaciones «es manifiestamente ilícita y no puede ampararse en el derecho constitucional a transmitir información», ya que, al tratarse de conversaciones reservadas entre abogados y sus clientes, «gozan de un secreto reduplicado, puesto que al secreto propio de todo sumario se une en casos como éste el secreto profesional que conlleva la confidencialidad inherente a toda conversación entre los clientes y sus letrados».