Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizJerez
Jerez

Respeto

JAVIER BENÍTEZ
Actualizado:

A yer me topé con un comentario insultante y cargado de ignorancia en un periódico de nuestra ciudad. Un comentario realizado por un internauta en la página web de ese medio -es decir, alguien amparado en el anonimato- y que el rotativo había llevado a sus páginas en papel. El individuo o individua en cuestión venía a censurar de una forma asquerosamente insultante y soez -y, por cierto, con estrepitosas faltas de ortografía- el comportamiento que, según su delirante criterio, mantienen aquellos que acuden a la romería de El Rocío. No les voy a reproducir la literalidad del mensaje por vergüenza, pero pueden imaginarse lo peor; un compendio de tópicos elevados al máximo exponente de la mala baba y el desconocimiento. Estoy seguro de que este sujeto (no le voy a llamar cretino para no caer en las descalificaciones ni ponerme a su altura) no habrá pisado El Rocío en su vida. Y, claro, cuando uno toca de oídas corre el riesgo de desafinar e, incluso, destrozar la partitura.

El Rocío es una romería -según el diccionario de la Real Academia, «una fiesta popular con meriendas, bailes, etc, que se celebra en el campo inmediato a alguna ermita o santuario el día de la festividad religiosa del lugar»- a la que acude de media un millón de personas todos los años por estas fechas. Evidentemente, uno puede encontrarse gente del más variado pelaje y comportamientos censurables. Pero no se puede tomar la parte por el todo. Porque sin el componente religioso, El Rocío no llegaría siquiera a la categoría de verbena de barrio; o, sencillamente, no existiría. El caso es que para hablar con propiedad de esto, o de cualquier otra cuestión, debe uno documentarse antes o, al menos, conocer mínimamente el paño. Vomitar barbaridades y fabricar calumnias es lo más fácil del mundo, pero tiene contraindicaciones. Cuando uno generaliza de forma tan tosca, chabacana y burda, cruza la delgada línea existente entre la crítica feroz y la falta de respeto. Y eso no lo podemos consentir. La sociedad jerezana, el conjunto de España en general, ha avanzado mucho en las tres últimas décadas en todos los campos, pero quizá el más palpable y el que mejor da fe de nuestra modernización es el que se refiere a la tolerancia y el respeto. Es cierto que aún queda camino por recorrer, siempre queda camino por recorrer, pero el aire que respiramos en este sentido está mucho más limpio que antes. Así pues, creo que es bueno que no dejemos pasar majaderías como la que he venido comentando hasta ahora.

Próximamente, espero que lo más pronto posible, vamos a tener en Jerez una extraordinaria oportunidad de dar un gran ejemplo a todo el país. Cuando el Xerez consume su ascenso a la Primera División nos iremos todos a la calle, a celebrarlo. Es el momento de hacer un llamamiento a la afición y a los que no han pisado Chapín jamás pero se van a unir a la fiesta. Es el momento de pasarlo bien, de felicitarnos por un logro histórico y de demostrar que para celebrar algo tan sumamente importante y emotivo no hace falta arrancar farolas, enfrentarse a la Policía, romper escaparates o incendiar contenedores. Todos tenemos la responsabilidad de no dejar que los cafres empañen algo tan especial y debemos recriminar cualquier actitud fuera de tono o ponerla en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Porque en ese momento nos va a estar mirando toda España y es cuando de verdad hay que demostrar que no sólo tenemos un equipo de Primera, sino que, como reza la campaña institucional del Ayuntamiento, somos una ciudad de Primera. Diversión y respeto para esa ansiada fiesta del ascenso. Que Jerez no salga en los periódicos y televisiones por incidentes o disturbios, sino por una ejemplar, civilizada e histórica celebración. Y, por favor, al internauta antirocieros, si la masa gris la usas para todo de la misma forma, tú no vengas.