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Turrell trae el cielo a la tierra
El artista norteamericano, considerado uno de los grandes referentes de la creación contemporánea, presenta en Montenmedio su única obra permanente en España
| CÁDIZ Actualizado: GuardarDesde hace 30 años, James Turrell excava obstinadamente en la tierra para acercar la luz y las estrellas. Cada túnel, cada cámara, cada rincón horadado en el subsuelo supone, paradójicamente, un paso hacia el cosmos. El artista, que continúa en su empeño de construir una bóveda en el volcán de Roden Crater (Arizona) desde la que se puedan observar los ciclos lunares -o, lo que es lo mismo: enmarcar un pedazo del cielo-, visitó ayer la provincia para bautizar ante la prensa una de sus últimas muestras de genialidad. Turrell, considerado uno de los principales referentes de la creación contemporánea, dejará en la Fundación Montenmedio de Arte Contemporáneo la única obra de carácter permanente radicada en nuestro país. Second Wind 2005 -una estancia situada bajo el nivel de la tierra, invisible desde el exterior- ha tardado tres años en ser una realidad, pero podrá visitarse por fin a partir del próximo sábado.
Jimena Blázquez, directora de la Fundación NMAC, está segura de que la obra «se convertirá en una de las piezas más importantes» de la institución gaditana que, hasta la fecha, posee una treintena de creaciones firmadas por artistas internacionales de la talla de Maria Abramovich, Sol Lewitt o Shen Yuan.
«Es la última gran apuesta de la Fundación: Second Wind 2005 es una obra dotada de una significación muy especial, que invita a activar capacidades sensoriales que creíamos dormidas», explica Blázquez, quien se implicó personalmente en el proyecto desde que empezó a gestarse, hace cuatro años.
Todo en esta stupa pretende estimular la sensibilidad del espectador, que tiene que introducirse en esa puerta estelar a través de un túnel. Desde ahí accede a una pirámide truncada en cuyo interior están presente los tres elementos esenciales: tierra, agua y aire. Una piscina rodea una figura de piedra. Gracias a una ventana abierta en el techo el espacio cobra su verdadera función: es posible observar el cielo, distinguir cada cambio de luz y de color, vibrar con la sensación de que son algo real, cercano, palpable.
Según explicó el artista, «la luz es la única vía para jugar con la percepción visual, para controlarla a placer, en cualquier momento». Por eso su trabajo está «intrínsecamente involucrado con la creación de la estructura espacial». Turrell aclara el sentido último de la idea en un texto explicativo: «No me ocupo de ningún objeto. El objeto es la percepción misma. En segundo lugar, no me ocupo de ninguna imagen, porque quiero evitar el pensamiento simbólico asociativo. En tercer lugar, tampoco me ocupo de ningún objetivo ni de ningún punto en especial donde mirar. Sin objeto, sin imagen y sin objetivo, ¿qué es lo que miras? Te miras a ti mirando».
La hora exacta
Turrell recomienda sobre todo disfrutar de la puesta de sol, cuando la luz adquiere mayor intensidad, cuando los colores del cielo se ensalzan creando alteraciones en la percepción del espectador sobre el cielo como espacio, forma y objeto. En este proyecto, el artista consigue crear la ilusión de que el cielo está al alcance de la mano y desdibujar la línea donde el vacío y la materia se encuentran.
Aunque hay quien persigue el mismo objetivo manipulando materiales físicos -hormigón, acero o cristal- Turrell, como Louis Kahn, insiste en la certeza de que «la luz natural es capaz de provocar un variado abanico de sensaciones, dependiendo de cómo y cuánta se deje entrar, gracias a la modificación espacial que producen los distintos grados de luminosidad, sus matices, en diferentes horas del día y según la estación en la que nos encontremos».
Es lógico que, en su fijación por acoplar el arte a la naturaleza (o al revés), este pionero de los sky spaces se enamorara de la Fundación Montenmedio, donde dedicó varios días al estudio del entorno hasta localizar la ubicación exacta de su Stupa: «Lo único que pretendo hacer es dar valor a algo que está ahí fuera, y que apenas apreciamos, precisamente porque nunca nos falta, y menos en estas latitudes: la luz».
Con motivo del proyecto, la Fundación publicará un catálogo que será editado por Charta. El libro recoge una entrevista de la propia Jimena Blázquez a Turrell, un texto crítico de Michael Govan, director del LACMA, además de un escrito acerca de la percepción elaborado por Sharon Goto y William Banks, ambos prestigiosos profesores norteamericanos en Psicología.
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