De nuevo, en el Falcon
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero no echará marcha atrás. El presidente del Gobierno seguirá utilizando aviones oficiales para sus desplazamientos a actos de partido aun a riesgo de que arrecien las críticas del Partido Popular y demás formaciones políticas y a expensas, también, de que el asunto acabe haciendo metástasis en la campaña de las europeas del mismo modo que el Audi de Emilio Pérez Touriño contaminó las gallegas del 1 de marzo. La fiereza de la oposición durante la sesión de control del miércoles no logró arredrarlo. Ayer, se trasladó a Langreo en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas.
El Ejecutivo insiste en que, para tapar sus miserias, los populares pretenden hacer ruido con un asunto que es sin duda efectista, pero que no tiene nada de reprochable. «Son expertos en cortinas de humo; les funcionó cuando al estallar el 'caso Gürtel' volvieron la oración por pasiva y arremetieron contra Bermejo -el ex ministro de Justicia cesado en plena campaña autonómica- y ahora vuelven a hacer lo mismo», recuerda un miembro del comité electoral.
Cuatro días después de que estallara la polémica, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ofreció ayer a Zapatero una coartada. «Cuando alguien programa un viaje de cualquier presidente del Gobierno lo primero que tiene en cuenta es la seguridad», adujo. «Si a mí me preguntara cualquier presidente autonómico cómo ir a un mitin electoral, cosa que hacen ellos todos los días, le diría que fuera con sus escoltas y en coche oficial, que en general son blindados, para tener así las máximas condiciones de seguridad», remarcó.
Ni Felipe González, según fuentes del partido, ni José María Aznar, según ha demostrado el PP con las facturas de los aviones privados contratados por el partido, utilizaron por norma vuelos oficiales para este tipo de desplazamientos. Tras haber asegurado el martes, sin prueba alguna, que todos los antecesores de Zapatero lo hicieron, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, alegó que la diferencia está en que su formación nunca cuestionó la seguridad del jefe del Ejecutivo. Rubalcaba apuntaló ese reproche en la Ser al advertir de que este es un debate que no tiene «ningún país civilizado del mundo».