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Con su padres en una fotografía de familia. Con birrete en su graduación al finalizar el instituto.
MUNDO

Sotomayor pone nuevo rostro al sueño americano

Los republicanos buscan fisuras en su expediente para evitar que el Senado refrende su elección para el Tribunal Supremo

MERCEDES GALLEGO
| CORRESPONSAL. NUEVA YORKActualizado:

Sonia Sotomayor no será jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos hasta que la confirme el Senado, pero ya es el nuevo rostro del sueño americano. Su historia personal fascina al país, junto con su modesto historial de sentencias sin grandes visiones ideológicas, pone difícil a la oposición la labor de descarrilar su nombramiento.

La primera hispana que llegará al máximo órgano judicial norteamericano estaba ayer de vuelta en la Casa Blanca para preparar su estrategia con los asesores del presidente, que, por su parte, la defendió en un acto de Las Vegas con la pasión de sus mítines de campaña. «Se graduó la primera de su clase en Princeton, fue editora de la revista de leyes de Yale, fiscal en Manhattan, abogada corporativa, jueza federal durante seis años, once en el Tribunal de Apelaciones, que es el segundo más importante sobre esta tierra. ¡Nadie puede decir que no está cualificada para el Supremo!».

Su entusiasmo fue acompañado de fervorosos aplausos de quienes ven en esta mujer «brillante», según el presidente, otra señal para creer en la supervivencia del sueño americano, herido por la crisis y los años de Bush. Sotomayor veía a Cantinflas, comía patitas de cerdo y aún coge el metro para ir al trabajo.

Como Obama, su historia personal devuelve la fe a quienes necesitan creer que todo es posible en América si se trabaja duro. Esta hija de puertorriqueños que ni siquiera hablaban inglés creció en un gueto del Bronx, se le diagnosticó diabetes a los 8 años, lo que frustró su sueño de ser policía, y perdió a su padre al año siguiente. Su madre trabajó dos turnos para enviarla a un colegio de monjas, desde donde consiguió becas para ir a las universidades más prestigiosas. Es a partir de ahí donde tiene que rascar la oposición para encontrar algo con lo que rechazarla.

Larga carrera

Su carrera de dieciocho años deja muchas sentencias a las que mirar sin que se detecten mayores ambiciones ideológicas. Por eso una de las armas que han logrado desenterrar es un vídeo de un debate donde reconoce que desde el Tribunal de Apelaciones se hace ley. Justo contra eso es lo que luchan los republicanos, en busca de un juez que a su juicio interprete al pie de la letra la Constitución de 1787 en vez de dictar nuevas normas con sus sentencias. «Hum... no debería decir esto ante la cámara», admite la jueza en la grabación.

Pero al igual que los demócratas no pudieron combatir al primer afroamericano del Supremo en 1991 (Clarence Thomas, acusado de acoso sexual) por miedo a ser tachados de racistas, los republicanos tendrán difícil el ataque a la primera hispana. La Casa Blanca ha colgado en su página web el álbum de fotos familiar de la jueza para fomentar la imaginación popular. Sotomayor empezó a hacer llamadas ayer a los senadores para convencerlos de que es «una persona común bendecida con extraordinarias experiencias».