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El sentir de la piedra

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Sus esculturas tienen algo especial. Son morfologías pétreas sin rostro. Bellos cuerpos desnudos con pechos exuberantes. Formas sensuales, personalísimas, que se salen del arquetipo que nos imponen. No son hechuras de medidas prefabricadas o artificiales.

Predominan las curvas, las esferas, la bella voluminosidad. Sin embargo, cuando se le pregunta a la creadora, lo tiene claro. «Tampoco pretendo sacar un estereotipo. Sólo me interesa que las piedras recobren vida, que hablen por sí solas. Es más, te diría que son ellas las que se comunican. Muchas veces pienso que actúo como una mera herramienta. Es decir, que cuando trabajo una piedra es ella la que me indica dónde y cómo debo modelar para llegar al resultado final», explica.

Mientras revela su obra, Alhicia Prieto interpreta el movimiento que pretende inyectar a su obra. Mujeres recostadas, creaciones en mármol de belleza sin rostro, fémina felina o una pantera de negro marquina «cincelada para ser abrazada por todos».

Resaltar lo bello

La artista lo tiene claro. Ha apostado fuerte por una vocación que lleva pegada a los huesos desde que tenía quince años, cuando labró un caballito de madera. Ahora, tan sólo pretende «resaltar lo bello y lo simple. Esos sentimientos casi entrañables que son tan complicados de plasmar».

De pronto, reúne unos cuantos proyectos y un buen ramillete de bocetos, arranca su furgoneta y se marcha rumbo a Portugal. En las canteras busca la materia prima. Después, el rotaflex, el martillo percutor o la lija hacen el resto. «Es bastante espectacular ver cómo se trabaja el mármol hasta llegar al resultado final. Sería bonito que en alguna ocasión se organizara una demostración pública en la ciudad. Y que la obra quedara para siempre expuesta para todos», subraya la escultora. Es cierto que su personal mirada podría verse plasmada en algún monumento público. «Para mí sería muy bonito hacer algo para Jerez. Aunque también me gustaría hacer algo mío, personal. Un encargo sí, pero sin abandonar mi forma de afrontar el trabajo», aclara.

Y en la cantera, cuando tiene bastante adelantadas las obras, prepara el duro viaje hasta llegar a Jerez cargada con mármoles que casi han recobrado vida. «Es muy complicado dedicarse a esto. Pero también es la vida que he escogido. Mi vida, en cierta forma, es mi oficio como escultora», subraya. Alhicia Prieto es una escultora con todas las consecuencias. Una artista desprendida que ahora pretende ofrecer sus conocimientos a los jóvenes que quieran interesarse en el mundo de la escultura. Su obra la pueden encontrar en alhiciaescultora.spaces.live.com. Piezas únicas, personalísimas, no exentas de talento y a un precio razonable.