El juez rechaza el careo entre Miguel Carcaño, su hermano y 'el Cuco'

Francisco de Asís Molina, el juez de Instrucción número 4 de Sevilla que investiga el asesinato de la joven Marta del Castillo, ha rechazado la petición de careo a tres bandas realizada por la representación jurídica de Francisco Javier D.M., hermano mayor del ex novio y supuesto autor de la muerte de la joven la noche del 24 de febrero en una vivienda del número 78 de la calle León XIII.

El magistrado alega en el auto que "no existen contradicciones" entre las versiones aportadas por los tres acusados acerca de lo que sucedió la noche del 24 de febrero, y que el hecho de celebrar este careo a tres bandas "podría producir más confusión" en torno al caso de la joven sevillana.

La defensa ha informado de que no recurrirán esta decisión, que se produce después de que el juez también rechazara realizar la prueba del polígrafo "al no ajustarse al concepto de prueba pericial", argumentando el titular de Instrucción 4 que "es un mero acto de investigación carente de utilidad que sólo provocaría confusión en el proceso".

Primera presentación en el juzgado

Francisco Javier D.M. abandonó el pasado miércoles las instalaciones de Sevilla I tras el auto dictado por Francisco de Asís Molina que decretaba su excarcelación inmediata al entender que "no subsisten los motivos" para mantenerlo encarcelado, pues "el riesgo de fuga y la posibilidad de eliminación de pruebas se han atenuado", mientras que "la posición del imputado no fue predominante en los hechos y su participación en los mismos tiene una menor entidad que el resto de imputados".

Hoy ha cumplido con su primera personación en el juzgado tras quedar en libertad. Francisco Javier, ha acudido minutos después de las 8 de la mañana al edificio de los juzgados de Sevilla y se ha personado en el propio juzgado de instrucción 4, que investiga la muerte de Marta, en lugar de hacerlo en las oficinas habilitadas para la generalidad de imputados en un procedimiento. El hermano del asesino confeso de Marta se tapaba la cara con una gorra para evitar a las cámaras de televisión que, pese a lo temprano de la hora, ya le esperaban a las puertas del juzgado.