Al jerez no lo supera ningún vino
Actualizado: GuardarH emos dejado atrás la Feria del Caballo, también la de El Puerto, dedicada al vino fino; y hoy concluye la Feria de la Manzanilla en Sanlúcar. Estos eventos suponen un extraordinario empujón al consumo de caldos de nuestra tierra, pero también aquí, como no, se ha dejado sentir la tan traída y llevada crisis. El problema es que el Marco de Jerez ya estaba en crisis mucho antes de que pudiéramos tan sólo imaginar la que se nos venía encima. Las ventas de nuestros vinos hace tiempo que caen en barrena en los mercados de todo el mundo, el consumidor ha optado en buen número por otras alternativas, las demás denominaciones de origen de nuestro país -especialmente Rioja y Ribera del Duero- suponen una competencia feroz y han marcado sus respectivas estrategias de manera muy acertada. En conclusión, el jerez está arrinconado, desafortunadamente no es ni la sombra de lo que fue, y encima el sector tiene importantes problemas domésticos que se reflejan últimamente en el más que evidente divorcio entre productores (viñistas) y bodegas.
Los excedentes se amontonan sin salida y en el campo advierten que, de seguir así, habría que dejar la próxima vendimia sin cosechar. Una ruina, vamos. No es intención de quien firma esta gacetilla ser catastrofista, pero la realidad se nos planta así de cruda ante nuestras narices, esas narices que ya no perciben el olor a vino que se filtraba desde las bodegas a las calles de Jerez como sucedía hace algunos años, no muchos. Llegados a este punto, hay dos opciones: apostamos por el inmovilismo y dejamos que el sector se hunda sin remisión para terminar convirtiendo las bodegas en museos de tiempos de gloria, o bien empezamos a solucionar los males endémicos del Marco. En primer lugar, ésta sería una buena oportunidad para que el Gobierno, que en su día no logró evitar la brutal reconversión, acuda al rescate de un sector que, no sólo sigue siendo importante en la maltrecha economía local, sino que podría volver a ser el principal generador de riqueza en Jerez y el resto de la provincia si se le hiciesen las transfusiones que pide a gritos. Y es una buena oportunidad, sobre todo, porque el color político del Ayuntamiento, la Junta y Madrid es el mismo por primera vez en la democracia. Y eso servirá de algo ¿no? Destilaciones de crisis, planes específicos para reflotar el sector, políticas europeas, estrategias de promoción...todo pasa por el tamiz del Ejecutivo central. Por eso no sería mal momento para que, si no reaccionan nuestros políticos y llevan este asunto a la capital de España, sea el propio sector -pero unido, no como ahora- el que coja al toro por los cuernos y traslade las iniciativas necesarias al Congreso.
El Marco necesita un bloque de medidas para salir del pozo y tanto Gobierno como Junta pueden tener en su mano las soluciones. Es tarde, pero no lo suficiente como para no intentar dar un giro de 180 grados a este timón. Es un trabajo arduo, pero todos tenemos en mente cuáles son esas medidas. Hay que rejuvenecer la imagen del jerez, y al mismo tiempo a su consumidor. Para ello es necesaria una campaña continuada en el tiempo de marketing y promoción, una campaña fuerte y contundente que, como se hace ya, también incida en las bonanzas de nuestros caldos como acompañantes de las comidas y no sólo aperitivos. Que no se nos mueran los clientes. Es necesario dar a conocer de una forma efectiva la gran variedad de vinos que tenemos en este rincón de Andalucía y que incluso muchos jerezanos, portuenses o sanluqueños, desconocen. Hay que iniciar un camino -y esto es lo más complicado- para que el jerez no se siga vendiendo tan tremendamente barato. Otros productos que ni de lejos atesoran la crianza y elaboración de nuestros caldos nos cuadruplican el precio en las estanterías. Y hay que seguir apostando por nuevas variedades de uva y de vino que salgan de nuestros viñedos y que sirvan para sumar a la amplia oferta vitivinícola de la que ya disponemos. Sé que no descubro nada a los conocedores del Marco, y que todo esto es muy fácil de escribir pero extraordinariamente difícil de llevar a efecto. Pero, por lo menos, que no nos quiten el derecho de recordarlo y de mandar un mensaje de esperanza a la mucha gente capaz que hay al frente del Consejo y de los distintos subsectores del Marco trabajando para que el jerez recupere el esplendor que nunca debió perder. Brindo por ello.