Dos averías simultáneas dejan sin luz a 3.600 vecinos de Valdelagrana

Los vecinos de Valdelagrana se han visto afectados por dos averías subterráneas que, durante la madrugada de ayer, dejaron sin electricidad a cerca de 3.600 clientes, según indicaron desde Sevillana Endesa. Aunque la mayoría de los clientes vio restablecido el servicio en aproximadamente tres horas, los coletazos de los apagones llegaron hasta prácticamente las tres de la tarde.

La primera de las averías se produjo a las 2.40 horas en la línea Puerto Mar, que da servicio a casi 2.000 personas de la zona de Colomina. En 76 minutos, Sevillana-Endesa devolvió el servicio a un 36% de hogares. A los 127 minutos, según la eléctrica, el suministro volvió al 98% de los hogares, pero el 2% tuvo que esperar hasta por la mañana.

La línea Géminis, que abarca desde la calle de la playa hasta el Río San Pedro, sufrió la segunda de las averías a las 2.43 horas, perjudicando a unos 1.600 clientes. El 89% de ellos volvió a contar con suministro eléctrico en 194 minutos, mientras que el 11% restante también se vio abocado a una larga espera que se prolongó en algunos casos hasta las 15.00 horas.

Los habitantes de Valdelagrana han encajado el contratiempo de maneras distintas. Javier Carrión, un vecino de la urbanización, comenta que el incidente le «ha fastidiado un poco» pero tampoco le «ha supuesto un drama». Por la noche ni siquiera notó los efectos del apagón al encontrarse descansando. Por la mañana sí se vio privado de electricidad, lo que le impidió, entre cosas, escuchar música. Eso sí, lamenta que la reparación se prolongara durante prácticamente toda la mañana. Javier Martínez, dueño del Bar La Boira, tampoco ha sufrido los efectos del apagón. Martínez explica que «ni siquiera me he dado cuenta, cuando llegué a mi negocio había luz y hasta las neveras daban muestras de funcionar correctamente».

Para David, el propietario del Bar La Albariza la avería se tradujo en pérdidas. Como otros hosteleros de la zona no ha podido ofrecer el servicio habitual a sus clientes. Los continuos cortes de luz no le han dejado apenas servir desayunos en toda la mañana. «Si me hubiera pasado en pleno verano me plantearía denunciar a la compañía y exigir compensaciones».

Pero la peor parte se la llevó una vecina que prefiere mantener su anonimato. Vive con un familiar tetrapléjico y estuvo durante casi 12 horas moviéndolo con mucho esfuerzo cuando lo requería, algo que habitualmente hace una silla eléctrica.

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