Represión birmana

El desarrollo del juicio abierto a la líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, con una calculada acusación de infringir las condiciones de su arresto domiciliario sustentada en los testimonios de testigos que avalan la acusación oficial contra la Premio Nobel de la Paz, confirma que el régimen militar pretende seguir neutralizando a la defensora de la libertad y los derechos humanos de cara a las elecciones del año próximo. La imputación de haber dado cobijo a un mormón estadounidense en su casa como parte de un complot de «elementos antigubernamentales» no tiene otro fundamento que justificar una fuerte sanción penal contra Aung San Suu Kyi. Ante la mordaza impuesta a la opinión interior, las instancias diplomáticas internacionales no pueden permitir que el ardid salga adelante sin consecuencias para la Junta militar que sigue dirigiendo Myanmar con puño de hierro.