El FBI aborta un atentado contra una sinagoga de Nueva York
Los cuatro detenidos no sabían que las bombas que iban a utilizar, entregadas por policías infiltrados, eran falsas
| NUEVA YORK Actualizado: GuardarLos cuatro supuestos terroristas lo tenían todo listo para volar una sinagoga en una selecta zona residencial del Bronx neoyorquino cuando fuerzas policiales capitaneadas por el FBI desbarataron la operación, en una emboscada al más puro estilo Hollywood. Para el alcalde de Nueva York, no cabe duda de que se trata del «complot terrorista» más peligroso contra la ciudad desde los atentados del 11-S. Sin embargo, los arrestados no sabían que las bombas que estaban a punto de utilizar, y que habían obtenido con la ayuda de un infiltrado de la agencia federal, eran falsas. El grupo, integrado por tres afroamericanos y un haitiano, tenía planes para atacar otro centro judío en la zona y contaban con material para lanzar misiles contra aviones militares en una base área cercana.
La forma en la que el FBI ha actuado en el largo proceso de seguimiento de los detenidos durante casi un año guarda un estrecho parecido con el caso de los cinco haitianos condenados el pasado 12 de mayo en Miami, donde también fue decisivo el papel de dos informantes de la Policía federal que, en aquella ocasión, se hicieron pasar por terroristas. Gracias a este proceder se acumularon la mayoría de las pruebas que luego sirvieron para que un tribunal condenara a los acusados a fuertes penas de cárcel. La información proporcionada por el jefe de la Policía de Nueva York, Raymond Kelly, apunta a que los cuatro detenidos el pasado miércoles «mientras colocaban lo que ellos creían que eran bombas» son delincuentes comunes que se habían conocido en la cárcel.
James Cromitie, David Williams, Onta Williams y Laguerre Payen no estaban conectados con ninguna organización terrorista, practicaban la religión musulmana y residían en una pequeña localidad a unos 95 kilómetros al norte de Manhattan. Cromitie, de 53 años, considerado el líder del grupo, había sido detenido en 27 ocasiones por delitos menores. Sus padres habían vivido en Afganistán antes de su nacimiento. Pero nada de lo anterior hubiera tenido gran peso sin los comentarios que Cromitie hizo al informante policial, en los que afirmaba estar dispuesto a «hacer algo a EE UU».