Quentin Tarantino ha reclutado a Brad Pitt para el papel de un teniente americano cazanazis. / AFP
Sociedad

Tarantino decepciona en Cannes

'Malditos bastardos' es una disparatada comedia bélica carente de la gracia y el ritmo habituales de su cine

| COLPISA. CANNES Actualizado: Guardar
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Escasos aplausos de compromiso para Malditos bastardos, el nuevo juguete de Quentin Tarantino, una de las grandes esperanzas blancas del certamen, que ha decepcionado profundamente. Con un reparto coral con actores de diferentes nacionalidades, en el que está Brad Pitt, el germano-español Daniel Brühl y Diane Kruger, la película es una comedia bélica, inspirada en la producción italiana Aquel maldito tren blindado, de Enzo G. Castellari, que se inspiraba a su vez en Doce del patíbulo, de Robert Aldrich. No es ningún remake de estas cintas, sino que Tarantino ha cogido el tono de humor de un puñado de hombres lanzados a una misión suicida para probar suerte en el cine bélico.

Una comedia bélica disparatada narrada en capítulos, que se sitúa en la Francia ocupada por los nazis y propone un final diferente, y mucho más rápido, de la guerra en Europa. Todo arranca con un oficial nazi cazajudíos que acaba con toda una familia escondida en una granja, salvo una de las hijas, que consigue escapar. Al mismo tiempo, un teniente americano organiza un grupo de soldados judíos para tomar represalias contra los nazis.

Malditos bastardos es una película excesivamente larga (dos horas y media) y con diálogos mucho menos divertidos de lo que cabría esperar. La acción llega a aburrir y, aunque Taratino rueda bien y con agilidad, el filme posee notables caídas de ritmo.

Una fantasía judía

Treinta minutos antes de la proyección de las ocho y media de la mañana, el Grand Palais, con capacidad para más de 3.000 personas, ya estaba a rebosar. Se esperaba que el director, que ganó la Palma de Oro con Pulp Fiction, se confirmase una vez más como uno de los nombres del cine americano de más peso internacional, pero a la salida todo eran lamentos.

Hubo quién abandonó la proyección antes del final y, aunque no se produjo ningún abucheo, todos coincidían en que no era lo esperado. Tarantino definió su película como «la historia de unos personajes que, si de verdad hubieran existido, podrían haber cambiado el rumbo de la historia». Negó que la trama fuese el sueño, nunca realizado, de muchos de los judíos perseguidos por los nazis. «No la clasificaría exactamente como una fantasía judía. Es más, ese no sería el apartado del videoclub en el que pondría la película». Una leyenda urbana de Cannes afirmaba que Isabelle Huppert, presidenta del jurado, había rechazado participar en el filme porque no le convencía el guión. Otra versión asegura que fue el propio Tarantino quién la rechazó tras una prueba. El director aprovechó el acto para poner las cosas en su sitio. «Quería contar con ella, pero tuvo un problema de agenda. Cuando me enteré que era la presidenta del jurado, me alegré mucho».