Juicio público en la calle
| COLPISA. VALENCIAActualizado:Como en los preámbulos de los grandes choques deportivos, no faltaron las hinchadas, los antidisturbios y el enfrentamiento físico entre los rivales. Desde las seis de la mañana, una multitud se concentró a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Valencia para ver la llegada del presidente de la comunidad. Fueron mayoría los campsistas, que llegaron en algún momento a ser más de 300, pero los detractores, que no sumaban más de 50, también se hicieron oír en las gradas de la plaza Alfonso el Magnánimo.
«¡Yes we Camps!» versus «¡Te quiero un huevo!». Las voces de unos, en las puertas del palacio, y de otros, en el parque frente al edificio judicial, amenizaron la espera. Entre los primeros había caras conocidas, como asesores de la Diputación y del Ayuntamiento de Valencia, concejales, diputados y alcaldes como los de Paiporta, Riba-roja, San Antonio de Benagéber y Mislata. Entre los detractores, sólo personas anónimas que portaban dos grandes bigotes (en referencia a Álvaro Pérez) y que se concentraron bajo una gran pancarta suspendida por globos de la Intersindical Valenciana en la que se leía Amiguito del alma, ¿y las privatizaciones qué?.
A las 10.20 horas, cuando todavía faltaba casi una hora para que Camps saliera tras acabar su declaración, la cosa se puso violenta. Un individuo se acercó al grupo de partidarios de Camps con una pancarta en la que se leía: Camps, dimite. El provocador tuvo que ser sacado de entre la multitud por los policías locales. Pero el éxtasis llegó cuando Camps irrumpió en escena. Más gritos, lágrimas, abrazos, besos... El president se dio un baño de multitud en los 50 metros que separaban las puertas del tribunal y su coche oficial.