Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Koldo Aiestarán fue uno de los creadores de la marca Kukuxumusu en 1989./ LA VOZ
Sociedad

«Buscamos sobrevivir al 'Tsunami' de la economía y que Kukuxumusu crezca»

Koldo Aiestarán cautivó al público en la conferencia celebrada ayer en el Campus de Jerez

J. AGUILAR NOVIS
| JEREZActualizado:

«Si hacemos lo que queremos estamos seguros de que le va a gustar al cliente». Con este lema, Kukuxumusu se ha instalado en el éxito rompiendo con los tópicos de las reglas de marketing de cualquier empresa. Sus dueños -Mikel Urmeneta, Gonzalo Domínguez y Koldo Aiestarán- llevan 20 años dando vida a sus personajes que partieron de una original idea: la creación de una camiseta con un dibujo con la que poder costear los kalimochos y las cervezas en las juergas que se pegaban durante las fiestas de San Fermín en su Pamplona natal. Desde entonces hasta ahora la marca no ha parado de crecer, manteniendo su identidad propia y haciendo caso a la intuición para convertirse en un gran referente de los jóvenes emprendedores.

Por ello, el salón de actos de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación del Campus de Jerez registró ayer una gran entrada para seguir la conferencia de Koldo Aiestarán -director general- y Pablo Balboa, responsable de comunicación de Kukuxumusu, denominada La pulga emprendedora. Alumnos y profesores mostraron una gran interés por conocer el milagro del beso de la pulga -que es la traducción de la palabra kukuxumusu al castellano-. La idea de crear una empresa en la que poder trabajar «haciendo lo que más nos apetece, sin preocuparnos mucho de los resultados», es el sueño la mayoría de jóvenes universitarios. Aiestarán piensa que una de las claves del éxito es que «hacemos lo que nos parece divertido y la gente lo percibe, se contagia y a la vez lo valora».

A pesar de lo que pueda parecer, Kukuxumusu «no pretende aleccionar a nadie con sus dibujos, aunque sí busca reírse del entorno diciendo las cosas como nosotros las vemos, pero sin mandar mensajes unidireccionales. Tienen múltiples interpretaciones». Ambos aseguran que «no tratamos de molestar o hacer daño a nadie, aunque a veces molesten nuestros dibujos» y explican que simplemente «reflexionamos sobre los ridículos hábitos del ser humano». Incluso comentaron que tienen un contralogo, Kakaxumusu, representado entre otras imágenes con una vaca sentada en la taza del wáter o con un excremento rodeado de moscas.

Su carácter revolucionario e innovador les llevó a utilizar una palabra difícil de pronunciar -Kukuxumusu- para la marca. Así, llegaron a confesar que han recibido multitud de cartas con el nombre mal escrito y se les ocurrió montar un tablón donde colgarlas. Por ello, no se cansan de repetir que mantener sus señas de identidad les ha valido para establecerse y llegar con sus dibujos a 90 países de todo el mundo. «Es un proyecto divertido pero ha crecido y debe tener cierta seriedad. Tenemos departamentos de diseño, comunicación, marketing, comercial, gerente y gabinete jurídico porque nos copian mucho y tenemos que defendernos», subraya con humor Aiestarán.

En continua expansión

Su particular visión empresarial les llevó a trasladar sus dibujos en camisetas a otros productos. «Tenemos una fábrica de dibujos y los aplicamos a distintos soportes. Desde productos de papelería, bolsos, teléfonos hasta cartas de Fournier, bicicletas, motos, cascos, etc...», explicó. Fundamentalmente tienen en cuenta «proyectos interesantes» a la hora de trabajar y reconocen que han desechado ofertas muy golosas porque no les convencía.

Por contra, colaboran en iniciativas culturales con el Dalai Lama, Jane Goodal y Eduardo Punset, entre otros. También han creado la marca Bokart, que realiza dibujos a la carta para Amnistía Internacional o Viña Rock.

Cuando habla de sus próximos proyectos aseguran que «queremos seguir haciendo grande la marca y subsistir al Tsunami de la situación económica», aunque tiene clara la receta: «es importante tener un plan o estrategia de trabajo pero también es bueno dejarse llevar por la intuición. No hay que ser esclavos de las normas. Las cosas que nos han salido mal lo consideramos como parte del proyecto».

jaguilar@lavozdigital.es