tribuna libre

Europa: el estado de la cuestión

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El próximo 7 de mayo se celebran Elecciones Europeas y es de vital importancia, para la participación de los votantes, vincular a las instituciones comunitarias con los intereses cotidianos de los ciudadanos, que las perciben lejanas y ajenas a sus preocupaciones y necesidades. La Unión Europea nos afecta porque financia las grandes inversiones públicas en infraestructuras y condiciona el desarrollo de los sectores productivos básicos de nuestro sistema económico: las políticas medioambientales, los desarrollos industriales, el acceso a las nuevas tecnologías, la agricultura, la ganadería, la pesca, etc. En el Parlamento Europeo se vienen residenciando los grandes debates políticos, en los que se plasman las corrientes del pensamiento conservador y socialista, en relación con asuntos tales como: la implantación de la jornada de 65 horas, las políticas migratorias, la privatización de los servicios públicos y la aplicación de los avances en la investigación con células madres. Los socialistas apostamos por una Europa política y económicamente fuerte, protagonista en el concierto internacional, con capacidad para crear empleo y que mantenga las señas de identidad de su modelo social, frente al modelo neoliberal insolidario que exige el adelgazamiento de lo público.

El papel de la Unión Europea ante la crisis es de vital importancia, porque su dimensión mundial exige respuestas del mismo nivel, que deben surgir de plataformas de interlocución con capacidad de operar en el concierto internacional como el G 20, foro en el que no estábamos y al que hemos logrado incorporarnos. El Gobierno de España ha seguido las recomendaciones consensuadas, en la dirección de evitar la caída del sistema financiero, de reforzar los mecanismos y las instituciones de control, de priorizar la economía real sobre las prácticas especulativas, de inyectar liquidez al sistema, de incrementar la inversión pública generadora de empleo y de garantizar el mantenimiento de los servicios públicos y las prestaciones sociales. El PP se ha esforzado en multiplicar las incertidumbres, alentar de forma irresponsable la desconfianza y el miedo, torpedear el diálogo político y dificultar la concertación social incitando a la movilización y a la crispación.

Se aproximan a la crisis sólo en clave electoral, en la idea de que cuanto peor vayan las cosas mejor le irá al PP. Niegan la eficacia de todo cuanto hace el gobierno para combatirla, pero se abstienen de plantear sus alternativas, en ocasiones con la torpe y cínica excusa de carecer de tiempo para explicarlas. No están dispuestos a asumir el coste electoral de plantear públicamente sus viejas recetas, las que nos han llevado a la crisis: neoliberalismo salvaje, capitalismo especulativo, mercado sin regulación ni control público, privatización de los servicios y eliminación de las conquistas sociales, despido libre y reducción de costes laborales, rebajas de impuestos a las rentas más altas y desaparición del estado de bienestar. Con el impulso del gobierno hemos entrado en una nueva fase, en la que se están poniendo los cimientos de un nuevo modelo de crecimiento económico, apoyado en una educación de excelencia, en la investigación biomédica, en los sectores industriales que incorporan las tecnologías más eficientes, en el desarrollo de las energías sostenibles y en una oferta turística de calidad contrastada.