El Cádiz de Florentino
Actualizado: GuardarImaginen que Florentino Pérez, ese salvador de la mitad de la patria, se harta repentinamente de querer manejar el club más poderoso del mundo, dice que se va, admite que Calderón es mejor que él y se compra una casita (o un pedazo de casa, que el dinero lo va a tener de todos modos) en la cala de los Alemanes. Y mira la prensa local y piensa, piensa un poco más, se niega a hacerlo una tercera vez (los mejores sólo aceptan pensar dos veces para dar sensación de magnanimidad, pero lo tienen claro desde el principio) y decide: va a comprar el Cádiz Club de Fútbol. Lo miren por donde lo miren es un buen negocio. Proporcionalmente, en el Carranza entran muchos más bolsillos (Floren lo ve todo en términos de caja) que en el Bernabéu con respecto a Madrid. Y lo hacen aunque el equipo esté jugando contra el Roquetas. ¡Qué no hará el hincha gaditano si su equipo se batiera contra el Manchester United! El señor Pérez, que de esto dice saber mucho, tampoco es ajeno al factor simpatía que desprende el Cádiz. Nadie, exceptuando los de tierra adentro del Xerez, odia al conjunto amarillo. Su imagen de marca es impresionante y el gracejo hará el resto cuando la prensa sensacionalista alemana e inglesa cuenten las travesuras de Ronaldo en la Punta de San Felipe o en Muñoz Arenillas. ¿Y cómo pagaría al super equipo? Sólo hay que vender el Carranza, construir 20 edificios con 20 plantas y rellenar un poco la Bahía (a él le dejaría la Junta) para edificar el nuevo templo del cadismo. Un estadio donde entrarían todos los parados de la provincia y...
Ya verás como 20 jartibles se manifiestan frente a la Aduana en contra del derribo del Carranza y Floren se tiene que volver a Chamartín.