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Ricardo Costa, llegando a la sede del Tribunal Superior de Justicia en Valencia. / EFE
ESPAÑA

Costa dice al juez que la acusación de soborno no tiene fundamento

El secretario del PP valenciano alega que no estaba en la cúpula del partido cuando habría recibido los trajes

MELCHOR SÁIZ-PARDO
| COLPISA. VALENCIAActualizado:

«Las imputaciones que se me achacan no tienen ningún fundamento». El secretario general del PP en Valencia, Ricardo Costa, negó ayer ante el instructor del caso Gürtel en esa comunidad, José Flors, haber aceptado sobornos de la trama corrupta que dirigía el empresario Francisco Correa. La mano derecha del presidente Francisco Camps sí admitió, sin embargo, conocer a Álvaro Pérez, El Bigotes, responsable de Orange Market, la empresa que la Generalitat supuestamente favoreció en diversos concursos y que a cambio le habría regalado trajes valorados en 7.325 euros.

El parlamentario acudió a la sede del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana acompañado por sus vicesecretarios en el partido, David Serra, Marta Torrado y César Augusto Asencio. El número 2 del PP valenciano, a diferencia de los tres aforados de la Comunidad de Madrid, no se negó a declarar ante el juez. Es más, según fuentes judiciales, fue muy prolijo en sus explicaciones, que se extendieron durante poco más de una hora.

«He contestado a todo, incluso a más de lo que me han preguntado», dijo a su salida de la sede judicial. A su llegada ya había advertido que acudía «encantado» a la «llamada del juez» y que hacía mucho tiempo que tenía «ganas de contar la verdad» y de cumplir sus «compromisos y obligaciones» ante la Justicia.

Costa adujo el secreto de las actuaciones para no desvelar el contenido de su declaración. Ni una palabra sobre si pagó o no los trajes de Milano y Forever Young. Pero sí dejó entrever una de las líneas de su defensa: sobornarle entre enero de 2006 y mayo de 2007, fechas en las que según el juez Baltasar Garzón recibió las dádivas de El Bigotes, no tenía sentido porque entonces no era un alto cargo del partido.

Sigue imputado

El ahora secretario general recordó al magistrado que llegó a ese puesto en junio de 2007, y a la portavocía del PP en las Cortes Valencianas en abril de 2008. «Son fechas posteriores a los presuntos trajes que se imputan (sic.)», insistió. El juez de la Audiencia Nacional, sin embargo, señaló en sus autos que Costa habría sido sobornado simplemente por el hecho de «ocupar un cargo dentro del organigrama del partido».

«Espero que mi declaración haya servido para arrojar luz a las presuntas imputaciones que se nos hacen», señaló antes de repetir que «las acusaciones no tienen fundamento» y asegurar que sus abogados tienen «los elementos probatorios que sustentan la declaración». «Estoy plenamente convencido de que he actuado en todo momento de acuerdo a la legalidad, mi comportamiento ha sido absolutamente correcto, tengo la conciencia muy tranquila», se despidió el aforado, que se marchó del tribunal con la misma situación procesal con la que llegó, la de imputado por cohecho, y sin ningún tipo de medida cautelar.

Sólo minutos antes de Costa pasó por el despacho de Flors el ex vicepresidente de la Generalitat Víctor Campos, acusado de haber recibido trajes de manos de El Bigotes por valor de 4.850 euros. Apenas declaró durante media hora. A su salida, todavía como imputado y también sin medidas, dijo sentirse «muy tranquilo». La declaración de Ricardo Costa en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia se convirtió en una suerte de circo.

En las aceras de la plaza de Alfonso el Magnánimo no faltaron estridentes forofos del parlamentario, irrespetuosos detractores del imputado, curiosos ociosos, guiris despistados, indigentes aburridos, conductores cotillas, policías a caballo, municipales convertidos en guardaespaldas, discretos antidisturbios y medio centenar de periodistas ávidos de escándalo Gürtel. Un aperitivo a la espera de que hoy llegue el plato fuerte del menú en forma de declaración del presidente de la Comunidad de Valencia.

La llegada y, sobre todo, la salida de Costa de la sede judicial se produjeron en un ambiente más propio de una estrella de Hollywood desembarcada en la misma playa de la Malvarrosa. «¡Ricardo, qué guapo eres! ¡Eres el mejor! ¡Te queremos!», le gritaron señoras entradas en edad que hasta entonces habían desafiado el calor primaveral mediterráneo y pasado el rato al grito de «¡Esta es, la checa de Zp!», en alusión al Tribunal Superior de Justicia de Valencia.

Besos, abrazos, achuchones... Costa, sin perder ni un segundo su inamovible sonrisa, ni siquiera cuando una horda de reporteros casi le tiran al suelo, se dio un baño de multitudes mientras sus fans le hacían fotos con los móviles e, incluso, le pedían que posara con ellos. Tan sólo faltaron los autógrafos.

Los partidarios fueron los más, pero no los únicos. El ya famoso «¡trajes para todos!» también se dejó oír a las puertas del tribunal. «¿Te van a dar una medalla por los trajes?»», preguntaron voces anónimas desde el otro lado de la calzada, desde donde también se masculló algún insulto.