ASÍ LO VEO

Pobres y endeudados

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Son los dos términos que mejor definen la situación de la sociedad española. La orgía consumista y la construcción económica de un Estado basado en el endeudamiento exterior permanente, para financiar fundamentalmente el consumo interno en bienes de consumo duraderos (viviendas) y otros bienes, nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos. Después de EE.UU somos la Nación más endeudada de la Tierra. La cantidad a la que asciende la deuda española es de un billón seiscientos mil millones de euros. Deuda que se ha ido renegociando, a la vez que se engordaba durante los últimos años, hasta el estallido de la crisis financiera internacional. Salvo brusco cambio de timón en la economía española, en el horizonte se vislumbra un empobrecimiento general, a la vez que la entrada en una situación de decadencia al mejor estilo peronista.

Apalancamiento, desconfianza y paro, es la síntesis descriptiva de la situación que atraviesa el País por el Manifiesto de los 100. Si Dios y José Manuel Campa no lo remedian, pobres de solemnidad y endeudados hasta las cejas de ZP toda la eternidad. Lo único sensato de toda la legislatura que nos está llevando a la ruina ha sido la elección de un liberal, sin duda alguna, como número dos de economía, avalado por el IESE y Harvard, que admite abiertamente la exposición a una situación económica con un aspecto específico español. Desde luego su diagnóstico es acertado. El estallido de la crisis financiera internacional imposibilita mantener la dinámica crediticia y de endeudamiento con el exterior como hasta fechas recientes, simplemente porque no hay crédito, ni para nosotros, ni para nadie.

Partiendo pues que a la crisis internacional hay que sumar otra de dimensión estricta y genuinamente española, que hubiera terminado despuntando, incluso sin aquella, los españoles debemos ser consciente de la imperiosa necesidad de actuar con decisión, ya que en caso contrario el horizonte sólo vislumbra empobrecimiento general y por mucho tiempo. Lo progre es la seguridad, el inmovilismo y la cobertura de los derechos sociales. Sin embargo, el progreso se mide ahora por la capacidad para la recuperación económica. Está demostrado que cuanto más flexible es el funcionamiento de los mercados, más fácil y rápida será la recuperación económica. Por todo ello, y a pesar del predominio positivo de la terminología de izquierdas, de ahí que cueste tanto autodefinirse como de derechas y liberal, urge clarificar los únicos planteamientos posibles que nos pueden llevar a una auténtica situación de verdadero progreso. Hasta la fecha, las medidas propuestas por ZParo, las más progresistas jamás inimaginables, sólo son medibles en términos de nuevos desempleados. Ah, y que no se nos olvide, todo ello con el total beneplácito sindical, y el parcial (menos mal, bueno, por decir algo) de la Patronal.