El coche fúnebre se dirige al mausoleo creado por el escultor Manuel Montesantos en el cementerio de Grazalema. / EFE
Ciudadanos

Las 16 rosas de Grazalema

El pueblo enterró ayer a las mujeres de la fosa de la carretera de Ronda, asesinadas en 1936, en un emotivo acto que contó con el apoyo de los vecinos

| GRAZALEMA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

María y Carmen lloran silenciosamente. Van recordando todo lo que han pasado desde ese fatídico día de 1936 en el que les arrebataron a su madre, Cristina Franco . Con su entierro, 73 años después de su asesinato, las hermanas por fin sienten que se ha hecho justicia, al menos en parte. El resto de los familiares de las otras 15 víctimas de La fosa de las mujeres de Grazalema también sienten que pueden pasar página aunque nunca podrán olvidar ese castigo injusto.

En el verano de 1936, escasos días después de la festividad de la Virgen del Carmen, 15 mujeres (tres de ellas embarazadas) y un niño, todos vecinos de Grazalema, fueron obligados a cavar su propia tumba en las inmediaciones de la carretera de Ronda. Después, los 16 fueron torturados brutalmente hasta la muerte por las manos de los falangistas, capitaneados por el cabo Vadillo y el general Zamacola. Así lo relata Joaquín Ramón Gómez, alcalde de Benamahoma y vicepresidente de la Asociación Provincial de Memoria Histórica y Justicia de Cádiz. Él y la alcaldesa de Grazalema, María José Lara, han sido los encargados de organizar el funeral y homenaje a los 16 fallecidos que fueron enterradas ayer en el cementerio del pueblo.

Desde la noche del viernes, la Casa de la Cultura de Grazalema se convirtió en una capilla ardiente para honrar la memoria de estas mujeres, cuyo único delito fue tener un familiar de izquierdas. El escenario del salón de actos fue engalanado para la ocasión con pequeñas lámparas de aceite que iluminaban los carteles de los 16 asesinados. Delante de los cinco féretros, los propios familiares se encargaron de crear un manto de flores para honrar su recuerdo en medio de la indignación por lo sucedido hace tantos años.

El acto comenzó a las 10 de la mañana con el responso del sacerdote del pueblo, Antonio Jesús Rojas. «Todas estas familias no buscan venganza, sólo quieren que sus mujeres estén enterradas de la forma más digna posible», recordó María José Lara. Durante el acto, un emocionado Joaquín Ramón Gómez entregó a la Cofradía del Carmen todas las medallas de esta Virgen que fueron encontradas en la fosa.

Entre el público asistente se encontraban familiares procedentes de Murcia, Canarias y sobre todo Málaga. Como era el caso de María y Carmen, que venían acompañadas de la hija de la primera, Cristina, que asistía emocionada al acto. Allí también estaba Andrés, hijo de Catalina Alcaraz, que con tan sólo ocho años quedó huérfano. Su padre, que en el momento del asesinato se encontraba en Marruecos, «se vio obligado a alistarse en la Falange» para que le dejaran regresar a por sus hijos, relata Andrés.

Ayer, 73 años después, Grazalema quiso que los restos de estas mujeres reposaran para siempre en el mausoleo realizado desinteresadamente por el escultor Andrés Montesantos, después de que fueran exhumadas el pasado verano de su fosa «de lodo y vergüenza», como ha destacado Joaquín Ramón Gómez en su discurso.