Masiva recta final de Feria
Las temperaturas se elevan todavía más sobre el Real para dar paso a un fin de semana grande, que hoy vivirá su despedida tras el lleno total del sábado
| JEREZActualizado:Allá donde se cruzan los caminos del Real confluyen cansancio, euforia, preludio de gran fiesta final y sabor a despedida. Una señora muy jerezana se detiene para descansar y abanicarse, ignorando que está siendo inmortalizada por la retina y por el foco de la cámara de una turista que, sin saber muy bien por qué, ha visto en su rostro el símbolo de la fiesta. Tras ese primer plano y algo más borroso, el bullicio y el trajín de los coches de caballos, los jinetes y las amazonas; más al fondo y, a la vez, inundándolo todo, miles de personas de Jerez y localidades cercanas, pero también de las regiones y nacionalidades más remotas que se puedan imaginar.
La glorieta central del parque González Hontoria no es más que el epicentro (o uno de ellos) del terremoto que sacude durante estos días el Real. Del estallido de júbilo, de luz, de color, de belleza... que el sábado alcanza su mayor intensidad en una suerte de traca final que, al menos en cuanto al volumen de visitantes, no parece entender de crisis económica. Eso sí, como una burbuja de diversión que se ha ido hinchando durante una semana hasta alcanzar el sábado su clímax, hoy domingo la fiesta irá pinchando poco a poco hasta convertirse en un reflejo de lo que fue.
Todos apuran por ello el sábado como si fuera el último día. El recinto se convierte en un hervidero -también por las altas temperaturas, que ayer siguieron subiendo- invadido por una marea humana propia de la Quinta Avenida del centro de Manhattan, de Piccadilly Circus o de la Gran Vía madrileña.
Ayer, además, podían verse las casetas más llenas que nunca, con todas las mesas ocupadas por familiares y amigos compartiendo mantel y charla al refugio del calor. Alegría que, a las tres de la tarde, contrasta con el vacío que se observa en las de la juventud, cuyos moradores habituales acusan a estas horas el cansancio e irán dejándose ver conforme vaya avanzando la noche.
La Feria no ofrecía ayer tregua ni dentro del recinto ferial ni en los alrededores, donde la tarde de toros con su espléndido cartel se dejó notar con fuerza. Eso sí, el centro, más desierto que nunca, teniendo en cuenta que la ciudad cabe en estos días en un parque que el resto del año no tiene demasiado uso.
Volviendo al interior del recinto, mención especial merece ese paseo principal donde confluyen los caminos. Es la principal seña de identidad de la Feria, o al menos la que le da nombre y fama internacional. Ahí es donde los enganches, jinetes y amazonas rivalizan en belleza. Es el sitio reservado para los caballos y desde donde los visitantes, muchos de ellos famosos, pueden observar la fiesta en todo su esplendor.
Pero el sábado es un día de multitudes y, pese al enfado de los cocheros, no todos respetan las tradiciones. Que se llame Paseo de Caballos no es óbice para que muchos crucen de un lado a otro, a veces sin mirar y de manera temeraria. En más de una ocasión se han registrado accidentes a causa de estos descuidos.
La zona de los cacharritos aparece más tranquila, ante la difícil tarea de los padres de repartirse entre los deseos de los niños y los propios. Ayer era más un día de comer con los amigos, de pasear por el Real... Una jornada para las personas adultas, en definitiva. Para las atracciones, todavía queda tiempo el domingo.
Hoy, por cierto, es jornada de despedida de una Feria que será recordada como «la de Primera». Las banderas del Xerez y otros adornos así lo han recordado a los jerezanos y turistas. Por ello, qué mejor manera de decir adiós a siete días grandes que con el partido que disputará, en Chapín, contra el Castellón. Preludio de una celebración todavía más grande.