Barcelona recibe al campeón de la Copa con una alegría contenida
Los festejos nocturnos se saldan con un muerto, 109 heridos y 50 detenidos
| .COLPISA. BARCELONAActualizado:Al grito de «¡Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí!», la afición del Barça recibió ayer, hacia las dos de la tarde, a su equipo, después de que aterrizara en El Prat procedente de Valencia, donde el miércoles logró el título copero número 25 de su historia. Eso sí, los fastos fueron más bien modestos, ya que el club ha decidido posponer las celebraciones oficiales para el final de temporada. No hay culé que no espere más títulos este año, lo que explica que el recibimiento y los actos que se organizaron ayer para celebrar la llegada del equipo fueran más bien contenidos.
La consigna que ha dado Pep Guardiola es «no caer en la autocomplacencia», por lo que la fiesta fue breve y no tan multitudinaria como la explosión de euforia desbocada que se vivió en Cataluña el miércoles a partir de las doce de la noche. Los jugadores se subieron a un autobús, que no era ni descapotable, y, escoltados por la Policía, se dirigieron desde el aeropuerto hacia Barcelona, pasando antes por las principales arterias de la ciudad, antes de entrar al Camp Nou, donde les recibieron miles de aficionados. Ante las escalerillas del autobús y en medio del aparcamiento del estadio blaugrana, el capitán del equipo, Carles Puyol, ofreció la Copa a su gente y poco más. No había previsto ningún acto de celebración, a la espera de la posibilidad de que el Barça pueda conquistar matemáticamente el título liguero el sábado o el domingo. En ese caso, el club baraja dos posibilidades: o realizar una fiesta el próximo lunes día 18 en el Camp Nou (en el caso de que el Barça gane la Liga este fin de semana) o dejar las celebraciones para el fin de semana del 23 y 24 de mayo, o incluso para después de la final de la Champions.
Sin duda, el recibimiento al equipo en el Camp Nou fue más pacífico y moderado que las celebraciones nocturnas tras el partido. La verdadera fiesta por la Copa se vivió el miércoles por la noche, un desmadre colectivo en todos los pueblos de Cataluña, que por desgracia acabó mal.
En Girona, un hombre de 35 años, Agustí. P.G., perdió la vida después de caer al río Onyar, desde unos 10 metros de altura. La teniente de alcalde y concejala de Seguridad de Girona, Maria Àngels Freixenet, explicó ayer que el accidente se produjo sobre las 2.35 horas y fue presenciado por dos policías municipales, integrantes del dispositivo de seguridad de la celebración en el centro de la ciudad. «Al parecer, el chico estaba sentado en la barandilla que da al puente y se precipitó accidentalmente, con la mala suerte de que el río tenía poca profundidad», señaló la regidora. Los agentes acudieron de inmediato a socorrerlo, añadió, pero no pudieron hacer nada por su vida. El joven fue trasladado inconsciente al hospital, donde murió a causa del traumatismo sufrido en la caída.
Batalla campal
En Barcelona más de 40.000 personas se dieron cita en la plaza de Cataluña y el entorno de la fuente de Canaletas en una de las celebraciones más multitudinarias que se recuerdan. El festejo acabó como el rosario de la aurora, con 50 detenidos por enfrentamientos con la Policía, desórdenes públicos, daños al mobiliario público y resistencia a la autoridad.
La fiesta transcurrió con cierta normalidad hasta las dos y media de la madrugada. A esa hora un grupo de unos 300 jóvenes empezó lanzar botellas y latas contra los policías encargados de la seguridad de la zona, lo que derivó en una batalla campal entre los jóvenes incontrolados y los agentes, que tuvieron que emplear la fuerza.