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Primer día de libertad para un grupo de católicos de Gaza

| BELÉN Actualizado: Guardar
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Benedicto XVI no ha ido a Gaza, pese a las presiones, por varias razones. Además de que vive bajo embargo desde la victoria electoral de Hamás en 2006 y sale destruida de la campaña de bombardeos de Israel, era un problema gestionar la visita en un territorio gobernado por una organización terrorista y donde el riesgo del islam más fanático es real.

Sin embargo, Gaza es, junto al muro de seguridad de Israel, el símbolo del sufrimiento palestino. El Papa ayer se refirió varias veces a la franja. Nada más llegar, dedicó un recuerdo a quienes lloran la pérdida de familiares, particularmente en el conflicto de Gaza, y después, en la misa, mostró su solidaridad hacia la «inmensa obra de reconstrucción». Fueron unas palabras de la homilía dirigidas sólo a 48 personas, el único grupo de cristianos de Gaza que ha logrado salir del territorio. En Gaza, pequeña franja donde se amasan 1,5 millones de personas, un millón de ellos refugiados, viven 3.000 cristianos, la mayoría greco-ortodoxos, con una minoría de 205 católicos de rito latino.

Pese a la presión del Vaticano sobre las autoridades israelíes para que permitieran acudir ayer a Belén al menos a 250 personas, los permisos fueron 93, pero a la mitad se les impidió el paso en la aduana. Al final llegaron 48, con su párroco, el argentino Jorge Hernández, de 33 años. No salían de Gaza desde la Semana Santa de 2008. Por eso, el grupo de Gaza aprovechó ayer para visitar a familiares y hacer acopio de víveres y todo tipo de bienes.

«La semana pasada los israelíes bloquearon hasta la importación de té y café, y los precios se han disparado», explicó el párroco. «Tenemos un 80% de paro y es una frustración ver nuestra escuela, con un millar de estudiantes, y saber que después no podrán hacer nada, ni siquiera salir de allí», reflexionó el sacerdote. La visita del Papa ha sido una alegría para estos fieles «porque la fe de los cristianos de Gaza es una fe de martirio», aseguró.